Los insultos que en esta semana arrojó el que nos desgobierna contra el expresidente Pastrana ponen de manifiesto su rastrera caterva. No sólo parecen configurar injurias susceptibles de sanción penal, sino muestras claras de indignidad en el ejercicio de su cargo, la cual debería investigarse y sancionarse por el congreso.
Ya el expresidente explicó suficientemente lo de su relación con Epstein y su viaje a Cuba, sobre lo que el excongresista Navas Talero tuvo que retractarse hace algún tiempo ante la Corte Suprema de Justicia. Lo propio deberá hacer el inquilino de la Casa de Nariño ante la Comisión de Investigación y Acusación de la Cámara de Representantes, lo cual no lo exonerará de la sanción por indignidad que debería imponerle el Senado si la institucionalidad funcionara.
La acusación que ha hecho el expresidente Pastrana sobre connivencia del actual gobierno con el narcotráfico es muy seria y habría ameritado explicaciones claras y bien fundamentadas, en lugar de la respuesta agresiva y totalmente fuera de tono que se dio a través de X.
Conviene considerar que el narcotráfico es un circuito que comprende muy variadas actividades que van desde el cultivo de la coca hasta el consumo de sus principales productos, la cocaína y lo que denominan la yerba. Es un tema que no puede tratarse a la ligera, pues entraña una verdadera crisis de civilización.
El que nos desgobierna ha demostrado una deplorable irresponsabilidad ante tan delicado asunto, olvidando que es de importancia primordial para la comunidad internacional, de lo que da cuenta la Convención de las Naciones Unidas contra el Tráfico Ilícito de Estupefacientes y Sustancias Psicotrópicas, que obliga a Colombia como parte de la misma. Vid. CONVENCION DE LAS NACIONES UNIDAS CONTRA EL TRAFICO ILICITO DE ESTUPEFACIENTES Y SUSTANCIAS SICOTROPICAS 1988 (unodc.org).
Sería bueno que nuestra Cancillería le recordara que no puede andar hablando, escribiendo ni actuando como si dicha Convención no existiera ni que los ojos del mundo civilizado estuvieran puestos sobre nosotros, pues somos los mayores productores de coca en el planeta y en la práctica nos estamos convirtiendo en un Narcoestado, lo que nos ubicaría dentro del abominable colectivo de naciones parias.
Como en las caricaturas de Walt Disney, de hecho estamos haciendo ingreso a «Chicos Malos S.A.», debido a nuestra incuria para enfrentar tamaño flagelo.
De seguro que muchos de quienes escucharon a nuestro gárrulo presidente en la Asamblea General de la ONU cuando exclamó a voz en cuello que el petróleo, el carbón y el gas son más perjudiciales que la marihuana y la cocaína, se sintieron escozor y no podían creer en lo que estaban oyendo.
Si nuestro desgobierno se niega a controlar los cultivos de coca y de marihuana dizque para proteger a los pequeños cultivadores, si proclama que es un error prohibir tanto los cultivos como sus productos, si desmantela la fuerza pública, si les propone tratamientos de favor a los colectivos criminales que se benefician del tráfico, si emite voces en pro de la legalización de esas sustancias y si manifiesta afinidad con el Narcoestado venezolano, las apreciaciones del expresidente Pastrana cobran mucho sentido. Vid. Andrés Pastrana acusa a Gustavo Petro de relacionarse con el narcotráfico (pulzo.com)
Hay, por ejemplo, mucha oscuridad sobre si hubo dinero de narcotraficantes en la campaña presidencial y si la promesa de Paz Total que dio lugar al Pacto de la Picota ayudó al triunfo del actual presidente en la gesta electoral.
Acá dan ganas de exclamar lo que se atribuye a Goethe en sus momentos finales: «Luz, más luz».
Jesús Vallejo Mejía
Publicado: diciembre 5 de 2023