El 29 de mayo de 1988 el dirigente conservador, doctor Álvaro Gómez Hurtado, fue secuestrado por el sangriento grupo M-19; grupo terrorista urbano, esencialmente, que se levantó en armas para socavar a la democracia colombiana utilizando la estrategia de la araña frente a la hormiga.
Su secuestro duró 53 días exactos en una cárcel del pueblo ubicada cerca a los cerros de Monserrate. De hecho, muy cerca al Palacio de Nariño por la zona del barrio La Candelaria. Por esta razón, en las grabaciones se escuchaban pajaritos.
De paso, las temidas cárceles del pueblo fue un modelo copiado de los Montoneros de Uruguay.
El M-19 siempre gozó de simpatía entre la población juvenil del momento gracias a los sorpresivos e incruentos golpes militares como la toma de la embajada de república Dominicana donde se encontraba el embajador de Israel.
Sin embargo, en palabras del entonces comisionado de paz Carlos Ossa: Fue perdiendo esa simpatía en la medida en que mostró su apetito de sangre, como los vampiros, y sed de extorsión con el fin de chupar los recursos económicos de las familias ilustres, como las llamaron en sus comunicados.
(Hablando de Israel: Petro muy duro con Israel, pero muy indolente y complaciente con el ELN. Esa, es su condición humana).
Secuestros de personas ilustres; muchos y dolorosos.
Recuerdo, en especial, el de un joven gerente de INDUPALMA a quien mantuvieron en una cárcel del pueblo de un lote baldío en Zipaquirá – el mismo lote donde encondieron las armas que se robaron del Canton Norte para la posterior toma del Palacio de la Justicia – durante un tiempo considerable porque la familia no contaba con los recursos económicos que exigía el grupo.
A tal punto llegó su demencial actitud, que las cartas que enviaba el secuestrado a su familia las dejaban debajo de los confesionarios de la Iglesia de Lourdes.
De la misma manera, durante su secuestro, Álvaro Gómez enviaba cartas a su amada Margarita a través de mensajeros como Otti Patiño, actual miembro de la mesa de paz con el demencial ELN.
De esas cartas, salió un hermoso libro: Las cartas a Margarita.
Desde entonces, el Estado colombiano se encuentra arrinconado, secuestrado, ante el marco normativo existente no solamente de la constitución del 1991, sino del acuerdo de paz del teatro Colón con las FARC, creando un PARAESTADO al servicio del narcotráfico como lo es la JEP.
Ahora, con la extorsión masiva por cuenta del ELN el pueblo colombiano quedó notificado con el secuestro del señor padre de Lucho Díaz donde queda reflejada la condición humana del demencial Gabino.
Pensará, Lucho Díaz, que tendrá que pagar por la liberación de su papá para llegar a la locomotora de la paz total que tanto pregona el doctor Lafaurie.
Lo mismo sucederá con cuatro colombianos que se encuentran secuestrados por el ELN, entre ellos un joven odontólogo del municipio de Malambo.
Sin mencionar a los ganaderos que padecen el secuestro y abigeato.
¿Cuántos colombianos se encuentran secuestrados y extorsionados por el ELN en estos momentos? ¿Por qué no nos dicen la verdad?
Prepararen el bolsillo, familias ilustres, para liberar a nuestros seres queridos ante el silencio cómplice del expresidente Álvaro Uribe Vélez y la indolencia del doctor Lafaurie.
¿La Dian exigirá comprobante de pago por dicha transacción?
Mientras tanto, 28 años del vil asesinato de AGH ante la impunidad total de la de la FGN.
Diría AGH al fiscal Barbosa: Señor fiscal: un país sin justicia, es un país sin esperanza.
Puntilla: La cámara de acusaciones y el partido conservador guarda silencio cómplice…
Rafael Gómez Martínez
Publicado: noviembre 7 de 2023