Más se demoró Petro en ofrecer una taza de café al Centro Democrático para, en palabras suyas, “mirar cual (sic) es su problema con la reforma de la salud…” que el expresidente Uribe en aceptar la invitación.
Dirán los fanáticos del uribismo que la política consiste en dialogar y en buscar consensos, olvidando que el ejercicio de la oposición es la vitamina que fortalece la democracia.
No es la primera vez que Uribe Vélez lo hace. Desde 2010, cuando salió de la presidencia de la República enervó la teoría de que Santos lo había traicionado, cuando la felonía fue contra más de 10 millones de ciudadanos que votaron por él.
Pero Uribe tomó el asunto como algo personal. El desprestigio de Santos, sumado a la imprudente e impolítica negociación con los terroristas de las Farc, alimentó el rencor de las mayorías ciudadanas hacia el entonces presidente que había llegado al poder cabalgando sobre el caballito de la seguridad democrática.
Millones de colombianos confiaron en el liderazgo del expresidente Uribe que se vio forzado a crear un partido político para, en teoría, ejercer la oposición a ese gobierno.
Llegaron las elecciones de 2014 y el resultado fue maravilloso. Óscar Iván Zuluaga ganó la primera vuelta -años después se supo que esa victoria se produjo, en buena medida, gracias a su alianza criminal con Odebrecht- y las listas para Senado y Cámara de Representantes obtuvieron un resultado insospechado.
El soberbio Santos creyó que su proceso con las Farc era imparable y que las mayorías ciudadanas estaban con él. Sin necesidad, en 2016 resolvió convocar a un referendo para que el pueblo convalidara el acuerdo de impunidad con esa banda terrorista. Todos los sondeos y pronósticos apuntaban a que el SÍ arrasaría, en el peor de los casos, en una proporción de 60/40.
Uribe se echó al hombro la campaña por el NO. Con algunos de sus congresistas recorrió el país de punta a punta exponiendo las razones por las que, para la salvaguarda de la democracia y del Estado de Derecho -eso decía él-, había que rechazar el acuerdo.
Nadie previó la victoria del NO, como efectivamente sucedió.
Al decir popular, el jefe del Centro Democrático se “encartó” con el resultado. No tenía la menor idea de qué hacer ni cómo proceder, cuando el asunto era en extremo simple: no es no, y eso no admite interpretaciones diferentes.
Santos y los narcotraficantes de las Farc habían quedado sin acuerdo y, en consecuencia, debían hacer uno totalmente nuevo, bajo las condiciones que expusieran los voceros del NO, empezando por el doctor Uribe Vélez.
Insospechadamente, Uribe resolvió llamar a Santos para ofrecerle una visita en la Casa de Nariño. Curioso bandazo. En un santiamén dejó de “odiar” al traidor al que acababa de propinarle una monumental derrota en las urnas.
El resto es historia. Uribe se presentó en la presidencia acompañado por unos cuantos aliados suyos. A los pocos días Noruega anunció que Santos había ganado el Nobel de paz, galardón que fue suficiente para desconocer el resultado de las urnas.
Ese robo animó a Uribe para que retomara las letanías contra el pérfido que se burló de la mayoría ciudadana que se pronunció en aquel plebiscito.
Resulta oportuno y prudente desempolvar aquel episodio de cara a la rauda aceptación de la invitación de Petro.
La reforma a la salud es nociva, es peligrosa, es absolutamente antitécnica y pone en riesgo el servicio que reciben todos los colombianos. Ahí no hay punto de discusión, y así lo ha entendido un importante número de congresistas que se ha encargado de entorpecer su aprobación.
El mensaje es claro: los congresistas del CD deben rebelarse frente a cualquier instrucción de Uribe que pueda entenderse como un salvavidas a la reforma a la salud. El expresidente ya está de salida; si desea continuar borrando con los pies su legado, es un asunto suyo, pero quienes integran su partido, más que pensar en su futuro personal, deben ser leales con sus electores que claramente están aterrorizados con esa reforma al sistema de salud que, contra todo pronóstico, Uribe intenta salvar.
Publicado: noviembre 16 de 2023