Se van a cumplir este 25 de noviembre 7 años de la muerte de Fidel Castro, y los cubanos siguen tiranizados y sumidos en la pobreza, que en muchísimos casos colindan con la miseria.
El marxismo, o socialismo del siglo XXI o progresismo, es una enfermedad. No hay otra explicación. No se puede creer que la izquierda insista en implantarlo, si está demostrado hasta la saciedad que no funciona, ni antes, ni ahora, ni nunca.
Hoy su permanencia en Cuba no se explica, y sigue siendo un acto de venganza de ese líder lleno de odio que fue Fidel Castro. Bien se preparó Fidel, en una mezcla explosiva de odio y marxismo para vengarse de su padre, Ángel Castro Argiz, un inmigrante español, de origen humilde, que tuvo éxito haciendo fortuna con mucho trabajo. A quien aborrecía y veía representado en cada uno de los cubanos. Y en su afán de destruir su imagen, y envestido de poder, vuelca su resentimiento sobre el pueblo cubano. Castro es un típico caso de análisis de una mente perturbada.
Dicen que disfrutaba ver la ciudad vencida por la pobreza, que le placía ver el patrimonio inmueble en ruinas, mientras él vivía como un rey en su mansión en la zona Cero. Que era la representación de la casa de su padre, llena de privilegios, mientras la ciudad de la Habana representaba la parte trasera de la casa, del patio, donde de niño lo pusieron a vivir como gente de “quinta categoría”, mientas sus hermanos del matrimonio legítimo de Ángel con la señora María Luisa Argote vivían con muchas preferencias en la parte delantera de la casa.
Alguien que fue invitado a su residencia, evidencio que vivía como un monarca, comía faisán, bebía champaña, la vajilla que usaba era Flora Dánica y la cubertería Christofle.
El marxismo en Cuba no es otro que la inquina de Fidel hacia su padre, a quien no le perdono jamás que no lo reconociera como su hijo y mucho menos que lo pusiera a vivir con sus hermanos y su madre, que era la empleada del servicio doméstico, en el patio de la casa.
El periodista francés Serge Raffy, quien escribió una biografía sobre Fidel, dice lo siguiente: “Para poder “esconder” estos hijos ilegítimos, Ángel Castro envió a los niños junto a su amigo el cónsul de Haití en Santiago de Cuba, Hippólite Hibbert. En sus primeros años Fidel Castro recibió numerosas humillaciones por parte de sus compañeros debido a su bastardía y por el hecho de no estar bautizado”.
El marxismo siempre ha sido una forma de venganza, y el pretexto para enriquecer a la elite que gobierna. En Venezuela, por ejemplo, la familia Chávez y sus compinches poseen una colosal fortuna, mientras millones de venezolanos se mueren de hambre y huyen hacia el exilio. El socialismo del siglo XXI, no es otra cosa que el más grande robo perpetuado a un Estado, por una horda de maleantes que privatizan sus riquezas para ellos, y socializan la miseria para los demás.
Publicado: noviembre 17 de 2023