La guerra de contra los ricos es palmaria. Bueno, para ser precisos, contra los ricos que a diferencia del ‘turco’ Hilsaca o del mafioso Lopesierra, no hacen parte de su circulo íntimo.
Los Sarmiento y los Char están en la mira del presidente de Colombia. Dos de las familias más respetables e influyentes del país que, desde siempre, han sido merecedoras del odio de Petro, un sujeto fanático, resentido y muy peligroso.
La banda terrorista de la que hizo parte, fue la responsable de introducir en Colombia la nefanda práctica del secuestro con fines extorsivos. Sonia, una de las hijas de Luis Carlos Sarmiento Angulo, fue una de las muchas mujeres raptadas por los psicópatas del M-19. Ella no fue la única colombiana que sufrió vejámenes. cientos de colombianos inocentes fueron torturados y privados de todos sus derechos por escuadrones del M-19, estructura delincuencial que amasó una enorme fortuna gracias a los rescates que tuvieron que pagar los amedrentados familiares de los secuestrados. Así se formó el actual presidente de Colombia.
Abusando del poder presidencial, instruyó a subalternos suyos para que ejercieran presión indebida sobre la fiscalía general con el fin de que se reabriera una investigación contra Luis Carlos Sarmiento Gutiérrez, solicitud que, de acuerdo con el organismo investigador de Colombia, no estuvo debidamente acompañada por pruebas. Con simples recortes de prensa, Petro quiso encarcelar al empresario Sarmiento.
La situación para Sarmiento Gutiérrez será dramática a partir de febrero próximo cuando Petro logre que la siniestra Ángela María Buitrago asuma como fiscal general de la nación. Un simple guiño o una razón del presidente será suficiente para que la fiscal haga el trabajo sucio, algo que para esa señora no implicará mayor esfuerzo.
La familia Char es, sin duda, la más poderosa política y económicamente en el Caribe colombiano. Es una realidad indiscutible. Desde siempre, Petro ha graduado a Fuad, el patriarca, como su enemigo y no ha ocultado su obsesión por verlo destrozado.
Logró que la sala penal de la corte suprema, sin mayores evidencias, ordenara la captura del exsenador Arturo Char quien ahora se encuentra en una inmunda cárcel, enfrentándose a una posible pena de más de 15 años.
Desde el alto gobierno se ha hecho hasta lo imposible por impedir la inminente victoria de Alex Char en la contienda por la alcaldía de Barranquilla. Se ha buscado “testigos”, se ha acudido a periodistas/militantes y a portales disfrazados de revista para filtrar “noticias” falsas contra los miembros de esa familia. Ninguna de las maniobras ha logrado desbancar a Alex quien seguramente arrasará el próximo domingo.
La jugada tramposa más reciente surgió con ocasión del viaje de Petro a México, desde donde le hizo publicidad a un pasquín en el que se indica que Serfinanza, la entidad financiera de los Char, sostuvo relaciones comerciales con los narcos del denominado cartel de Sinaloa.
Petro, cual capataz, se apresuró a notificar que le “ordenará” a la superintendencia financiera adelantar la respectiva investigación. Dado que el superintendente es un subalterno del presidente de la República, el resultado de esa investigación es previsible. Es más, no deberían perder tiempo con ese remedo de proceso e impartir desde ya el fallo sancionatorio, recogiendo los conceptos y las conclusiones de Petro.
Los politólogos franceses Daudet y Dabbasch definen a la dictadura como “…el ejercicio de un poder autoritario por uno o varios individuos que generalmente adquieren y mantienen su posición por la fuerza o por la intimidación, sin aceptar oposición”.
Petro está pintado de principio a fin en dicha descripción. El mandatario de Colombia es un enfermo mental que se vale de la posición que ocupa para ajustar cuentas con quienes él ha graduado como sus enemigos. Lo que está sucediendo con las familias Sarmiento y Char es una advertencia que debe ser tenida en cuenta, y a la que no le cabe matiz de naturaleza ninguna. Cuando Petro estaba en las filas del terrorismo, secuestraba a los ricos. Ahora, desde la presidencia, los encarcela. El fin sigue siendo el mismo: violarles sus derechos y arrebatarles su fortuna.
Publicado: octubre 25 de 2023