Hace unas semanas el abogado del delincuente Nicolás Petro, David Teleki aseguró que él no se prestaría para una artimaña y que la voluntad de colaboración con la justicia de su cliente ese cierta.
Así mismo, dejó sentado que en caso de que el primogénito de Gustavo Petro no cumpla lo pactado con la fiscalía él, Teleki, renunciará a la representación que viene haciendo.
Habrá que ver qué tan ciertas resultan las palabras del jurista, pues todo indica que, luego de haberse salvado de terminar en una cárcel, Nicolás Petro estaría cambiando de opinión.
Es insoslayable que una delación suya lesiona de manera grave al gobierno, y eso lo saben muy los principales cabecillas del petrismo, esos mismos que han tratado de silenciar, al precio que sea, al exdiputado corrupto que tuvo las agallas de robar a delincuentes tan peligrosos como el tal hombre Marlboro y al turco Hilsaca.
Resulta muy preocupante que la oscura Laura Sarabia, que en apariencia no desempeña ninguna función pública, se haya encargado de convocar a una reunión secreta entre Petro y los abogados de su hijo. El doctor Teleki está obligado a decir qué se habló en dicho encuentro que, claramente, no goza de la protección legal de las charlas y conversaciones que sostienen los abogados con sus poderdantes.
La reciente visita de Petro al hijo en cuya crianza no participó, es a todas luces sospechosa y confirma que el presidente de Colombia, hombre avezado en la extorsión, el chantaje y la amenaza, tiene miedo y necesita cerrarle la boca a su vástago. A las buenas, o a las malas.
Tan delicado es el asunto que la exnuera Daysuris -no importa cómo se deletree esa singular nominación- advirtió textualmente: “Yo SÍ seguiré colaborando con la justicia”. El mensaje fue escrito cuando trascendió la noticia de que los Petro estaban reunidos.
El encuentro Petro-Petro selló el pacto de silencio. El libreto es fácilmente previsible. Que el país esté preparado para oír una explicación en la que se exprese que todo lo dicho fue fruto de la rabia, del desconsuelo, de la tristeza que causa el sentimiento de abandono, pero que nada es cierto. Nicolás no tendrá problema ninguno en reconocer que es un mentiroso compulsivo y un envidioso que deliberadamente quiso dañar la pulcra reputación de su padre.
Con la libertad asegurada por un juez de la República, y con la promesa de que la próxima fiscal Ángela María Buitrago se encargará de poner a dormir su proceso, Nicolás Petro observará un silencio cartujo.
Publicado: agosto 22 de 2023