La continuidad o no del gobierno socialcomunista de España tiene un efecto directo en Latinoamérica. Pedro Sánchez, a través de su padrino Rodríguez Zapatero, es uno de los principales promotores del club de mafiosos conocido como el Grupo de Puebla. De ahí la importancia, para la democracia del Caribe, Centro y Suramérica, de un relevo en la jefatura de gobierno en la madre Patria.
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La teoría indica que los partidos que no tienen vocación de poder desaparecen. Una de las grandes ventajas de los regímenes parlamentarios sobre los presidencialistas es, precisamente, la fortaleza de las formaciones políticas.
Regímenes como el español descansan sobre los partidos. Unos, como los de izquierda -PSOE y ‘Sumar’- defienden ideologías, y otros de derecha, propenden por el enaltecimiento de los principios, tal es el caso del PP, pero sobre todo de VOX.
Las recientes elecciones generales de España, celebradas el pasado 23 de julio, arrojaron un resultado insoportable pues el partido ganador, PP, no cuenta con los apoyos suficientes para formar gobierno, mientras que el régimen socialcomunista de Sánchez, a pesar de haber perdido, podría continuar al frente del gobierno si logra pactar con partidos favorables al terrorismo -Bildu- y fuerzas promotoras de la desintegración del Estado, como la que lidera el prófugo secesionista catalán Carles Puigdemont, configurando lo que en su momento un importante dirigente socialista, el fallecido Alfredo Pérez Rubalcaba inteligentemente llamó ‘coalición Frankenstein’, figura utilizada para explicar la colcha de retazos confeccionada por Pedro Sánchez para hacerse con el gobierno de su país.
VOX es un partido legítimo, que representa a más de 3 millones de españoles, que defiende unos principios y que tiene un discurso sólido. A pesar de las persecuciones, de las campañas de desprestigio puestas en marcha por la ultraizquierda y sus medios de comunicación -como los que hacen parte del grupo ‘Prisa’-, VOX se ha mantenido incólume.
En las pasadas elecciones registró un importante bajonazo, pasando de 52 asientos en la Cámara de los Diputados, a 33. Una fracción de los electores de la colectividad liderada por Santiago Abascal se dejó seducir por la astuta teoría promovida por el PP de que, para sacar a Pedro Sánchez de la Moncloa, era importante hacer valer el voto, y la mejor manera de hacerlo, en el caso de la derecha, era a través del respaldo a las listas Populares, en detrimento de los intereses y aspiraciones de VOX.
Efectivamente el PP aumentó su representación, llegando a 137 curules -48 más de las que tenía-, pero el número no fue suficiente. Sumando sus asientos a los de VOX, logra 170. Para formar gobierno necesita seis más.
El PNV -partido nacionalista vasco-, que en principio se inclinaría a apoyar al PP, se apresuró a descartar cualquier acuerdo con Núñez Feijóo. El argumento: la eventual participación del demonizado VOX en el gobierno.
Contra ese partido se ha enervado una matriz de opinión temeraria. Mientras la izquierda purifica a Bildu -que es el brazo político de la banda terrorista ETA, estructura delincuencial que asesinó a más de mil españoles- criminaliza a la formación de Abascal que desde su fundación hace 10 años ha observado un respeto reverencial por la constitución y la ley. Los hechos hablan por sí mismos: VOX es el partido que más ha luchado por evitar la desintegración de España, país amenazado por el separatismo.
A través de un comunicado de prensa dominical, que sorprendió a unos españoles que por cuenta de las controversias políticas han tenido un verano muy accidentado, Abascal anunció que “los 33 diputados de VOX apoyarían una mayoría constitucional en la cámara baja que permita formar un gobierno que evite dichas amenazas [las de una coalición de Sánchez con separatistas, comunistas y terroristas]”.
En sus consideraciones, VOX manifestó: “su preocupación ante la posibilidad de que el presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, sea investido presidente con los apoyos del prófugo de la justicia, Carles Puigdemont, Bildu, PNV y ERC, cuya secretaria general fugada en Suiza, Marta Rovira, es la encargada de negociar con el PSOE dicho acuerdo”.
El anuncio de Abascal, que se entiende como una declinación a integrar un eventual gobierno liderado por Núñez Feijóo, es una evidente renuncia a la vocación de poder de su partido, movimiento que, además de audaz, denota una gran generosidad.
Si en virtud de esa determinación, que resulta costosa, pues hay más de 3 millones de ciudadanos que quieren que VOX haga parte del gobierno, España se salva de un cuatrienio adicional de Sánchez, indefectiblemente la sociedad deberá hacerle el debido reconocimiento a Abascal y su equipo.
Es un sacrificio inmenso que sí o sí merece el reconocimiento de los defensores de la libertad democrática que saben que una legislatura más de Sánchez podrá desembocar en la destrucción de España.
Y así lo han entendido medios de comunicación respetables como el ABC, diario conservador que en su editorial dijo que la decisión de VOX “…tiene la virtud del sacrificio del interés particular, infrecuente en un mercado parlamentario en el que el Estado se subasta a conveniencia de parte”.
Publicado: agosto 7 de 2023
Esto debería pasar en Colombia, la derecha y centro derecha deben unirse para derrocar la nefasta izquierda socialista Colombiana,no es momento para egos.