Las próximas elecciones regionales serán esenciales para enviar un mensaje de rechazo al gobierno de Gustavo Petro. Deben ser interpretadas como un plebiscito, en el que el pueblo notifique su descontento y frustración respecto del rumbo que ha tomado el país en estos meses de mandato socialcomunista.
Anuncios, discursos, notificaciones demagógica, asquerosa corrupción, persecución a la prensa, maltrato a la oposición, favoritismos, bandazos y demás, han sido las constantes de la administración. Y nada va a cambiar. Petro es un vulgar demagogo, un agitador incoherente enamorado de si mismo y de sus ideas radicales y retardatarias.
Germán Vargas Lleras, ese mismo que es corresponsable de la degradación de la política colombiana, ha planteado una ¨gran coalición¨ parlamentaria para hacerle frente al bloque oficialista. Es apodíctico que Vargas no está pensando en el país, sino en su futuro personal. Cada vez son más lo que ven en él una alternativa política en las elecciones de 2026, si es que en ese año se puede producir el relevo presidencial contemplado en la Constitución.
Los colombianos no pueden continuar en esa suerte de bucle melancólico, depositando el futuro de su país en manos de quienes provocaron, coadyuvaron o simplemente permitieron la catástrofe que hoy padecen. No es inteligente creer que la solución puede estar en manos de quien hizo ayudó a causar el problema. Y Vargas Lleras, jamás podrá olvidarse, es un fiel exponente de la clase política -politiquera, mejor- que ha maltratado , defraudado, engañado y vilipendiado al pueblo.
Cuando cese la horrible noche del petrismo, si es que eso llegare a suceder, Colombia dará, indefectiblemente, un giro a la derecha, pero depositando su voto en una nueva generación de políticos, en unos líderes incontaminados.
El relevo generacional es indispensable e imprescindible. Una transición hacia un estilo renovado de hacer política y de ejercer el poder, sacudiéndose de las anquilosadas estructuras partidistas que, en la práctica, son deleznables centros para la negociación de avales.
Los mal llamados partidos de derecha de Colombia han sido infames con sus electores. Los han defraudado y traicionado una y otra vez. A pesar de tanto maltrato, de tanto vilipendio, las gentes continúan observando fidelidad. Pero ya está bueno. Es hora de pasar la pagina, de ampliar la perspectiva y de poner la mirada en un nuevo horizonte.
El giro a la derecha será inevitable, pero aquel deberá ser liderado por gentes frescas, sin ataduras ni pasado turbulento. No más ¨Odebrecht¨, no más discusiones bizantinas, no más cálculos mezquinos.
Publicado: julio 5 de 2023