Dice la polémica ministra-filósofa de Minas Irene Vélez que no hay ningún problema con que su pareja, el ciudadano holandés Sjoerd Van Grootheest contrate con la presidencia de la República.
Seguramente la funcionaria tiene razón al decir que es legal que su cónyuge nutra sus bolsillos con recursos públicos. También es posible que la Vélez no falte a la razón al decir que el contrato de quien tiene vida marital con ella no esté relacionado con sus funciones al frente del ministerio de Minas.
Pero el asunto es de orden ético y de presentación. No es admisible que la pareja de una ministra de Estado sea contratista de la presidencia de la República. ¿Acaso el individuo Van Grootheest, que es director de cine, no puede trabajar en el sector privado? ¿No será posible que la embajada de Holanda le dé un empleo, si es que él quiere depender de entidades gubernamentales?
Este caso obliga a recordar al del cuestionado exvicefiscal General Jorge Fernando Perdomo Torres quien llevó a Colombia a un amante suyo, el ciudadano español Manuel Sánchez-Vera, para que se forrara con contratos de la propia Fiscalía con el objeto de remodelar las distintas sedes de ese organismo.
En un país con tantas dificultades para que los profesionales puedan conseguir empleos con salarios decorosos, causa indignación que las parejas sentimentales y extranjeras de los altos funcionarios del Estado puedan, sin mayores méritos, llenar sus alforjas con los dineros del erario.
Minuto a minuto surgen evidencias que confirman la teoría de que los petristas llegaron a saquear al país, a exprimirlo como si de un limón se tratara. Van por todo. Más que un gabinete, Petro tiene a su servicio a una banda de guaqueros.
Dice la cínica Irene Vélez que la de ella es una familia que trabaja “por la sostenibilidad de nuestros hijos y de nuestro hogar”. Ni más faltaba. Pero que su esposo, como cualquier hijo de vecino, salga al mercado laboral y compita con los millones de colombianos que no tienen la suerte de estar amancebados con una ministra.
La mala noticia es que no sucederá absolutamente nada. El holandés seguirá cobrando rigurosamente sus honorarios, Vélez continuará en su cargo, y los ciudadanos tendrán que tragarse la rabia y la impotencia que producen la desvergüenza de esa caterva de apaches que ejerce el gobierno de Colombia.
Publicado: julio 12 de 2023