De los ‘narcocassettes’ a los ‘narcowhatsapps’ 

De los ‘narcocassettes’ a los ‘narcowhatsapps’ 

Las semejanzas son escalofriantes. El sustento del brutal escándalo fueron unos audios. La diferencia está en el contenedor, mas no en el contenido.

Gracias a unas grabaciones aparentemente hechas por la DEA, Colombia conoció la alianza entre Ernesto Samper y el ‘Cartel de Cali’. Luego de que se hicieran públicos los que en su momento fueron bautizados como los narcocassettes, empezó una investigación penal. El gran delator fue el tesorero de la campaña samperista Santiago Medina, quien se sintió maltratado en términos burocráticos. Quería ser embajador de Colombia en Italia, y le ofrecieron un puesto de tercer nivel en la misión ante la FAO. 

Armando Benedetti, como Santiago Medina, consideró que el gobierno no lo valoró como él merecía. Aspiraba a ser, en palabras suyas. “el segundo hombre más poderoso de Colombia” y terminó arrinconado en la embajada de Colombia en Venezuela, desempolvando la vieja y abandona casona que permaneció desocupada durante más de 4 años.

Santiago Medina presionaba al gobierno de Samper para que definieran su embajada. De un momento a otro los funcionarios dejaron de responder sus llamadas. A Benedetti le sucedió algo similar, según se oye en los audios publicados por la revista Semana.

La iracundia del político costeño contra la caída en desgracia Laura Sarabia se desató por cuenta de que la entonces jefa de gabinete de Petro, lo hizo esperar durante más de cuatro horas en Casa de Nariño. 

Benedetti, vanidoso, soberbio, engreído, no toleró que su antigua empleada -Sarabia fue forjada por él- se “atreviera” a obligarlo a hacer antesala. Esa espera fue la gota que rebosó la copa del exembajador en Venezuela. 

En los primeros narcocassettes que salieron a la luz pública, los interlocutores eran Alberto ‘el loco’ Giraldo -uno de los periodistas más famosos en la décadas de los 80 y 90 del siglo pasado- quien fungía como relacionista público del ‘Cartel de Cali’, y el capo Miguel Rodríguez Orejuela. En la charla, Rodríguez le pregunta a Giraldo “cómo ve la cosa de Samper”, a lo que el periodista le responde: “Pues está en manos de ustedes. ¡Qué cosa tan curiosa!… La realidad es que necesitan $5 mil millones, de los cuales tienen conseguidos dos. Necesitan tres de ustedes”. El jefe del cartel, respondió rápidamente diciendo “esos los hay”. Así se ratificó la compra de la presidencia de la República por parte de la estructura de narcotráfico más poderosa de Colombia. 

Lo paradójico es que Rodríguez quería cuidar la confidencialidad de la conversación. Giraldo lo tranquilizó diciéndole “yo estoy en un teléfono muy muy seguro”. No sospechó que la DEA estaba oyendo la conversación que fue el fundamento de la investigación judicial que se conoció como el proceso 8.000.

La narcofinanciación de Samper se pactó en España, país en el que él -Samper- fue embajador durante el gobierno de Cesar Gaviria. El acuerdo se selló en el café El Espejo, ubicado en el Paseo de los Recoletos. Los compromisarios por parte de los jefes del cartel eran Alberto Giraldo y el político santandereano Eduardo Mestre. En su libro La verdad sobre las mentiras Santiago Medina narró con lujo de detalles cómo se acordó la vinculación de los hermanos Rodríguez a la campaña cuando aún Samper ni siquiera era candidato oficial del liberalismo: “…Tanto Giraldo como Mestre le manifestaron [a Ernesto Samper] que el Cartel de Cali los enviaba de manera oficial para ofrecerle financiar su campaña a la Presidencia de la República. Samper agradeció la oferta y advirtió que tenían que tomar las precauciones del caso. Convinieron que Eduardo Mestre concretaría todo los concerniente a la plata y que Alberto Giraldo, dadas sus conexiones con el Partido Conservador, se encargaría de vigilar el proceso de la candidatura de Pastrana suministrando información e impidiendo que éste lograra aportes provenientes del Cartel. Ese día se pactó lo que sería la financiación que llevaría a Ernesto Samper a la Casa de Nariño”. 

El acuerdo se conoció como El pacto de Recoletos, en referencia al pasaje peatonal donde está ubicado el café donde Samper se reunió con los “embajadores” de la mafia. 

Poco antes de las elecciones de 2022, el país conoció la existencia de un acuerdo entre delgados de Petro -su hermano Juan Fernando y la corrupta Piedad Córdoba- con mafiosos presos en el pabellón de extraditables, operación que fue bautizada como Pacto de la Picota

Las evidencias de la financiación ilícita de la campaña de Petro no son unos cassettes sino unos audios de Whatsapp en los que uno de los interlocutores, Armando Benedetti, ensoberbecido hace un inventario inmenso de los delitos que se cometieron para llevar al actual presidente a la Casa de Nariño. 

Pasados 30 años del horripilante proceso 8.000, Colombia vuelve a experimentar la película de terror que significa la compra de la primera magistratura por parte del narcotráfico. El país y su clase política corrupta no escarmentaron. 

@IrreverentesCol

Publicado: junio 6 de 2023