La aplastante derrota de la izquierda retardataria española en las recientes elecciones autonómicas y municipales es de gran trascendencia.
Tras cinco años de gobierno fundamentalista, con una agenda totalmente nociva, el PSOE sufrió un revés monumental, al punto de que Pedro Sánchez se vio obligado a disolver las cortes y llamar a elecciones generales que tendrán lugar el próximo 23 de julio.
La derecha española ha hecho una tarea juiciosa de reorganización, de actualización programática, de conexión con las necesidades sociales y el resultado se vio reflejado en las urnas.
Sin duda, la victoria más importante fue en la comunidad autónoma de Madrid cuya presidenta, la brillante Isabel Díaz Ayuso logró que su partido, el PP, obtuvo una mayoría incontrastable, alzándose con 71 de los 135 asientos.
La aplanadora de Díaz Ayuso aplastó al partido al partido fundamentalista de extrema izquierda, Podemos, grupo que saldrá del parlamento autonómico.
Nadie niega, oculta o soslaya que el Partido Popular es el gran ganador de las elecciones, pero en muchas de las autonomías y municipios, se verá obligado a pactar alianzas con VOX para tener las mayorías necesarias que le permitan formar gobierno. Esto sucederá en por lo menos 7 autonomías y en cientos de municipios españoles.
El portal de noticias español Libertad Digital, uno de los medios más objetivos y ponderados de ese país, calificó la derrota del PSOE como una “hecatombe”. Y sí que lo fue. El gobierno de Pedro Sánchez, fue ejemplarmente castigado por el electorado. Sus leyes de memoria histórica, de los transexuales, del aborto, o la muy cuestionada reforma educativa conocida como la “Ley Celaá”, en referencia al apellido de la ministra de Educación extremoizquierdista que la impulsó.
Los españoles alzaron su voz y le dijeron no más al tal “progresismo” de su país y el próximo 23 de julio se elegirá, como están las cosas, a un nuevo gobierno de centro derecha, muy posiblemente en cabeza de Alberto Núñez Feijoó, líder del Partido Popular.
Si el resultado local se replica en lo nacional, el PP no tendrá las mayorías para formar gobierno sin apoyo de otras colectividades, específicamente de VOX, colectividad que ha observado un crecimiento exponencial en sus resultados electorales. En las elecciones municipales de 2019, el partido regentado por Santiago Abascal obtuvo poco menos de 800 mil votos. En los recientes comicios duplicó la votación y triplicó su número de concejales.
En ese orden de ideas, es perfectamente previsible que el próximo gobierno de España tenga a VOX como integrante fundamental de la coalición, elemento esencial para propiciar el desmonte del mundo de majaderías que entronizó el extremista del gobierno de Sánchez y de sus socios comunistas.
Iberoamérica empieza a dar un interesante vuelco. El desplome del régimen de Pedro Sánchez se registra en momentos en que Argentina observa el languidecimiento del modelo corrupto del kirchnerismo y el electorado chileno fustiga implacablemente al neocomunista Boric.
Mientras tanto, Colombia seguirá padeciendo los efectos nefandos del régimen petrista al que, en teoría, aun le quedan tres años y unos pocos meses, en el entendido de que el gobernante del país suramericano no cambie las normas con el fin de emular a Chávez y Maduro y perpetuarse en el poder.
A finales de octubre, Colombia deberá elegir gobernadores, alcaldes, diputados, concejales y ediles. Será el momento para que los defensores de la democracia notifiquen a Petro y a los suyos que no están dispuestos a perder su libertad. Así como el resultado de las elecciones españolas fue contra Pedro Sánchez, las de octubre en Colombia deberán ser un plebiscito contra Gustavo Petro.
Publicado: mayo 30 de 2023
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