Como si se tratara de un avance académico de singularísima importancia, la Universidad del Rosario emitió un comunicado en el que con orgullo revelaba que la facultad de Jurisprudencia entregó el “primer título de pregrado no binario”.
En el cartón, otorgado a quien usa el nombre de Aleli Gael Chaparro -que presume hombre- se lee que el beneficiario está “identificade” -que no identificado- con determinado número de cédula. Igualmente, el diploma dice que la universidad le otorga “a le precitade almune el carácter y título de abogade”.
Es una payasada que una de las universidades más importantes y que se reputaba como seria, se preste para semejante estulticia.
Debe apuntarse que un título universitario no puede contener errores ortográficos. Las palabras incluidas en el diploma de quien responde al nombre de Aleli Gael Chaparro, tales como “identificade”, “precitade”, “alumne” y “abogade”, no son castizas.
Así mismo, el Rosario goza del registro calificado para una facultad de jurisprudencia de la que pueden egresar abogados y abogadas. Sería importante que el actual rector Alejandro Cheyne, un hombre reconocido por su falta de rigor académico, exhiba la autorización oficial que le permita a la universidad emitir títulos a nombre de “abogades”.
Inaceptable que un centro académico con peso específico, de tan elevada reputación y con semejante tradición en la formación de colombianos, caiga tan fácilmente ante la nociva corriente ‘woke’. ¿Qué les sucederá a los profesores del Rosario que se opongan a la utilización del majadero lenguaje “inclusivo”? ¿Serán sometidos a la brutal cancelación que tanto seduce a los ‘woke’?
El doctor Cheyne debería dedicar algunos minutos de su tiempo a la lectura de un par de novelas que le servirán para entender el nivel de daño que le puede causar a una sociedad el movimiento ‘woke’: ‘La mancha humana’ de Philip Roth y ‘Desgracia’ del Nobel de Literatura J.M. Coetzee.
Si quien se presenta como Aleli Gael Chaparro no se siente cómodo siendo abogado o abogada, aquello es problema suyo y deberá tratarlo con los profesionales de la salud mental que corresponda.
El Consejo de la Judicatura, entidad responsable de emitir la tarjeta profesional que ese individuo necesitará para ejercer su profesión, difícilmente se prestará para seguir la estúpida línea trazada por la Universidad del Rosario.
Este no es un asunto de tolerancia, de aceptación o de “inclusión”. Las personas son libres de hacer con su vida privada lo que les plazca, pero no pueden pretender que las instituciones, las universidades, los colegios y hasta los Estados alteren sus estructuras para complacer sus caprichitos. Bien vale recordarle al errático rector Cheyne las palabras de Dostoievski: “Llegará un día en que la mal llamada tolerancia será tan intensa que a los inteligentes se les prohibirá pensar para no molestar a los imbéciles”.
Publicado: abril 18 de 2023
Estoy totalmente de acuerdo con el texto que muestra la alocada decision de la rectoria de un alma mater.
Que futuro les espera a las futuras generaciones, desde el contexto formativo?
Se olvidaron de los pronombres para conjugar los verbos.
Considero fuera de tono la postura de tan «ilustre Galeno» nuestra lengua castellana se debe revelar y protestar por esta alma Mater , por favor hacía dónde vamos???? Que pena.
Las institución, las universidades, los colegios y los Estados también son libres de alterar sus estructuras acorde con las necesidades de los usuarios, estudiantes y ciudadanos.