Petro y sus discursos grandilocuentes y mentirosos.
Cuando habla de la suspensión de la exploración y explotación de hidrocarburos, asegura que los recursos que recibe el país por concepto de regalías de petróleo y gas, serán fácilmente reemplazables con una correcta y eficiente promoción del turismo. Sí, del turismo.
Recientemente decía el presidente Uribe que las cifras en la Semana Santa son preocupantes: “…se intuye una disminución del turismo”. Y citó algunas cifras que resultan francamente preocupantes: en el eje cafetero, hubo una disminución de la demanda hotelera de entre un 30 y un 80%. En Santa Marta, la reducción, según Uribe, fue del 15%, mientras que en Cartagena se estima que llegó al 30%.
San Andrés fue la más perjudicada: el bajonazo pudo ser superior al 70%.
La economía del archipiélago se sustenta sobre 5 pilares, pero todos ellos dependen directamente del turismo que es el principal motor de la isla. La pesca tiene un mercado natural en los hoteles, restaurantes, bares y demás lugares de esparcimiento que son visitados por los turistas.
Lo mismo sucede con el comercio -tercer renglón- que depende mayoritariamente de los visitantes que llegan primordialmente por vía aérea a la Isla.
La agricultura, que suple parte de la demanda local, también depende del consumo de los forasteros, dado que la producción de la isla es reducida y el coco, la yuca y el plátano que se cultiva se comercializa a través de los lugares a los que acceden quienes van en plan vacacional a la isla caribeña.
En septiembre de 2021, se estimaba que desde y hasta el aeropuerto Gustavo Rojas Pinilla de San Andrés circulaban 40 vuelos diarios, oferta que creció significativamente con la entrada al mercado de las aerolíneas de bajo costo que recientemente suspendieron sus operaciones.
San Andrés tiene una población inferior a las 80 mil personas, pero una infraestructura hotelera y de servicios turísticos capaz de atender los más de 750 mil visitantes que llegan anualmente.
Sin turismo, la tasa de pobreza de San Andrés, que es del 24.1%, se disparará como efectivamente sucederá en los días posteriores a la catástrofe que acaba de presentarse como consecuencia de la parálisis turística en la Semana Santa.
Antes de la pandemia, el turismo generó el 3.8% del PIB nacional y era el responsable de la generación de casi 2 millones de empleos directos e indirectos en el país.
Vino el COVID-19 y el sector turismo fue uno de los más perjudicados. Dueños de hoteles, restaurantes, bares, centros de atracciones, se la jugaron a fondo por la resurrección de sus negocios. Quizás muchos de ellos creyeron en las promesas de Petro de que su gobierno sería un impulsor decidido de esa industria.
La Semana Santa es uno de los momentos más esperados por los empresarios del turismo. Hace 2 años, durante los días santos, más de 2.3 millones de personas -nacionales y extranjeros- se transportaron vía aérea por todo el país. Este año, las imágenes de playas solitarias, parques sin niños, hoteles con sus habitaciones vacías, aeropuertos íngrimos y restaurantes esperando comensales fueron la constante. ¡He ahí la potencia tan cacareada por Petro!
En el punto más alto de la temporada que acaba de culminar, San Andrés recibió entre 8 y 11 vuelos diarios. Aquello se tradujo en que la ocupación hotelera, en el mejor de los casos, llegara al 27%.
El asunto es en extremo delicado. No se sabe a ciencia cierta cuántos hoteles, hostales, hospedajes y demás hay en el país, pero se estima que la cifra es cercana a los 12 mil. Con un deterioro acelerado del turismo que se está experimentando, en pocos meses muchos de esos establecimientos se verán obligados a cerrar, con las consecuencias catastróficos que aquello acarreará. Y mientras tanto, Petro trinando, su vicepresidenta paseando en helicóptero, el oscuro ministro Guillermo Reyes diciendo majaderías y el ministro del ramo -el de Industria, Comercio y Turismo- concentrado en el desmonte de los TLC suscritos por Colombia.
Publicado: abril 10 de 2023