Los graves desajustes macro económicos surgidos por la política populista de Jaime Lusinchi: también social demócrata, significaron el agotamiento del modelo económico del hermano país, bolivariano.
Al revisar los eventos previos al Caracazo, podemos encontrar que las alarmas estaban encendidas desde varias décadas atrás; como diría el incesto del ministro Osuna quien sostiene que los problemas de la justicia en Colombia vienen de atrás.
Sofía Imber, en una entrevista al programa Buenos Días, un día de abril de 1991 comentó: Yo, no sé qué tenemos para celebrar. La situación de pobreza e indigencia en Venezuela se está convirtiendo en un factor de desestabilidad política (Ver Rangel: Todo Chávez, 2006).
De tal forma que Carlos Andrés Pérez llegó a recomponer los platos rotos para lo cual diseñó una política económica al inicio de su segunda presidencia que incluyó: el incremento progresivo de los precios de los combustibles – exigencia del Fondo Monetario Internacional – con el fin de darle apoyo al programa de endeudamiento que le permitiera al nuevo gobierno recuperar el equilibrio en las reservas internacionales (Ver: Venezuela en llamas, Durán, 2004).
El remedio terminó siendo peor que la enfermedad, teniendo como resultado el Caracazo que catapultó a la escena a Hugo Chávez.
Gracias al incremento progresivo de los precios implementados por cuenta de su reforma tributaria aprobada por todos los partidos políticos, incluido el partido conservador, la alarmante cifra de inflación – 13.34% al mes de marzo – se encuentra lejos de tocar el techo.
Vamos camino hacia una inflación galopante.
Sin embargo, la befa del ministro Ocampo no tiene límites: los empresarios deberán ser más responsables.
La disminución de la inflación en las familias pobres…
Resulta por lo demás irónico, como diría el exsenador Robledo, que sea durante un desgobierno progresista e histórico del petro caos, que se apoyen las medidas diseñadas desde el FMI.
En tan solo ocho meses de su ludibrio gestión, el galón de gasolina corriente de $8.000 a $11.000.
Llegará a $15.000 en vehículos.
A su vez, el galón de gasolina corriente para motos en una estación de servicio TERPEL, ya supera los $15.000.
Llegará a $20.000.
Sin contar, el incremento desorbitado del precio del petróleo Brent para los próximos meses por cuenta del cierre de la producción de los países de la OPEP.
¿Estará preparado el ministro Ocampo para semejante desajuste de precios por venir?
Mientras tanto, vimos durante la semana santa que, evidentemente, se puede reemplazar al petróleo por el turismo, sobre todo en San Andrés.
La libra de hormigas culonas en Santander a $15.000.
Estaremos a tres doritos del control de precios a las hormigas culonas.
Hablando de Samper, recordemos que en cuatro años de su maravillosa dirección dejó el desempleo en 15.8% y la inflación en 14,66%.
Durante ocho meses del desgobierno del petro caos: Desempleo en 13.7%, inflación en 13.34%.
Ministro Ocampo, se superó a sí mismo.
Ministro Ocampo: ponga sus barbas en remojo, porque el irresponsable incremento progresivo de los precios de los combustibles producirá un desconcierto social en el corto plazo similar al Caracazo.
Será el cataclismo de Hobsbawm.
Con toda sinceridad: ¿por qué no renuncia a tiempo?
Si no renunció durante Samper.
¿Luis Fernando Velasco no fue aquel senador, liberal, que debatía ferozmente con respecto al incremento de los precios de la gasolina?
¿Cómo reaccionará Petro cuando le salga su Chávez?
Puntilla: Al ministro Leyva, cuya arrogancia es doblemente proporcional a su altura, le salió su San Marino: recuerda que yo tengo seis semestres en diseño de modas, con la nueva cónsul en Barcelona.
Rafael Gómez Martínez
Publicado: abril 11 de 2023
Que columnista. Fe licitaciones. Dios los proteja. Animo y para aelante.