Veo un país lleno de dolores de cabeza, malestar en el estómago, taquicardia y palpitaciones, temblores y sudoración, mareos y síntomas sincopales. Veo un país ansioso, acorralado. Como nunca, la incertidumbre y el indigente futuro nos ha llevado a esto. Este tipo de sensaciones se instalan en nosotros y no nos dejan tiempo de gozar, para el placer y el ocio: nos robaron el tiempo de pensar. Todo se va en preocupaciones y los problemas dejaron hace mucho de ser pequeños y son verdaderos obstáculos de libertad: nos quitó el espacio de meditar.
La especie humana durante siglos se ha defendido mediante una fuerza automática que permite defenderse: la respuesta al miedo. Descendemos en el lóbulo frontal y descubrimos una serie de características que nos permiten descifrar y tratar de entender el pasado que ha dado pie a estas circunstancias futuras que hoy nos desvelan. La ansiedad permite identificar los problemas y buscar las estrategias que permitan su resolución. Somos la única especie que puede mirar el pasado y planea construir su futuro.
La ansiedad parece una antena, es el objeto que va identificando y ordenando la secuencia de complicaciones que se avecinan. La antena colectiva colombiana está en alzas y son muchos los problemas que nos sacuden diariamente. La situación económica no nos deja la vida tranquila y alarma, la seguridad es tenebrosa y no permite un hábitat tranquilo, la salud cuestionada y con una reforma que desea estatizar los reglamentos a costa del bienestar de los colombianos. Hay problemas individuales que ahorcan al familiar y asfixian a los sujetos. Pero, cuándo las preocupaciones no existen está el clima de ansiedad y la respuesta al miedo preparada para responder esta situación.
EL cantico colectivo entona melodías infernales que pueden suceder. Desvela a todos los colombianos. Los seres humanos se convierten en amenazas y hay que anticiparse con medidas exageradas de seguridad. Estamos en un clima de fobias y hechos traumáticos interrumpen nuestra calma. Esto incrementa la labilidad individual y el estado ansioso personal se incrementa en forma progresiva. Razón tienen los psiquiatras al afirmar que el 30% de la población sufre un estado generalizado de ansiedad y estos pacientes necesitan tratamiento.
En la consulta médica usual se nos cuentan estos problemas y la mayoría de las ocasiones los minimizamos. Contractura o rigidez en los músculos del cráneo, espasmo y limitación para los movimientos del cuello, dolor en extremidades y una serie de fenómenos hipotalámicos que nos mantiene alerta en forma constante. Las manifestaciones sensoriales no demostrable es una queja común. La rotación de médicos es lo constante y la cantidad de exámenes que se hacen vuelven la ansiedad un negocio rentable en la salud.
Es poco lo que se escucha en consulta y prácticamente nula la aplicación semiológica. Los signos reemplazados por exámenes. Hay que enseñar al enfermo el conocimiento de estos síntomas para que los acepte, asimile y los modifique buscando su bienestar. Es la ACTH circulando en forma indefinida.
Diptongo: cifra de desaprobación de Gustavo Petro en 54%. Hoy debe estar más alto.
Publicado: abril 5 de 2023