Un cura y Berástegui

Un cura y Berástegui

Muchas veces me he hecho la pregunta indiscreta ¿Dónde queda Berástegui? Es un lugar geográfico o es una isla imaginaria donde nuestra familia y sus herederos han gastado los dos últimos siglos. Cuando se habla de geografía surgen límites y fronteras…la imaginación nuestra ha sido tan fuerte que no ha permitido delimitar sus extensiones. Quizás el pedazo de tierra insertada en el mar gusta más. Es la fantasía maravillosa que da el pensamiento y fue aquella que llevó al Cura Berástegui a sembrar las raíces del Ingenio construido casi cerca de un siglo más tarde. O la que hizo que Manuel Burgos, inserto de conservatismo, triunfara en las elecciones y consolidara distante uno de los emporios con mayor perspectiva en la Costa. No mezcló nunca la política con las empresas. La que motivó a Papa Kiko hasta encontrar el azúcar y traer a esta fértil parcela la semilla del impetuoso ingenio. La fantasía es quizá lo que nos ha mantenido de pie durante este rato y ha construido la carrera de los principios por la cual hoy discurrimos.

Repasé nuestro origen y sus aciertos en los tres primeros capítulos. Es bien interesante como la descendencia se organiza a través de un proyecto colectivo que marco el rumbo en cuatro generaciones de Burgos hasta tener funcionando el Ingenio de Berástegui. Ilusiones y tenacidad sintetizan este proyecto donde se dibujan un espíritu feudal y generoso, una empresa en una finca inmensa llena de gestos desprendidos y trato amable. Como el ingenio en producción con esas colas para reclamar el sueldo era una oportunidad para acercar más a los trabajadores, fomentar los negocios y especialmente el sentido de pertenencia.

Paralelo al desarrollo del Ingenio se describe también la secuencia de gestiones y viajes que los propietarios hacían para mantenerle una hemoglobina que garantizara su supervivencia. Destacó el inicial apoyo y su decaimiento, la anemia institucional y sus escuálidos préstamos. Finalmente, el desplome de semejante empresa que fue catalogada como una de las dos empresas azucareras en la Costa Atlántica. ¡Qué pesar no haberla conservado!

En uno de mis desvelos creo escenarios de esta realidad caída. Imaginar Córdoba con esta empresa rica en producción y llena de filosofía Burgos. Además de su producción azucarera, generando educación y desarrollo. Cuantos nativos tendríamos con una solvencia académica afianzada en el exterior. Sin caer en egoísmos filiales, el número importante de parientes estructurados en los mejores posgrados del mundo y devolviendo en progresos regionales y nacionales lo aprendido años antes. La pérdida familiar y su merma dejó sin recursos a nuestra familia. ¿Qué diría de lo que perdió el departamento y la nación?

En diciembre 23, Ley 54 de 1947, el presidente Ospina Pérez decreta honores a la memoria de Francisco Burgos Rubio. Siento esa emoción, cuando la genética es reconocida por los vecinos. Pero más que distinciones al individuo es una distinción a 150 años de historia de los Burgos o de los Berástegui. No se puede individualizar pues excluimos los aportes de muchos. Sin embargo, estas tres generaciones tuvieron un liderazgo futuro que se inició con el Cura Berástegui y continuo con Manuel Burgos, ejemplo de abogado y empresario. Su obra la sigue Francisco y concluye transitoriamente cuando se cierra el Ingenio de Berástegui. Es lo que he llamado recientemente la ley de los cromosomas que repiten en generaciones los marcadores replicantes y que todos los días los vemos en los Burgos.

Diptongo: Un cura, la raíz del árbol. Berástegui: la cuna. Luis Ángel Burgos Hernández, autor de estas hermosas memorias.

@Rembertoburgose

Publicado: marzo 17 de 2023