La situación de orden público en Colombia es dramática como consecuencia de la decisión gubernamental de confinar a las Fuerzas Militares y Policía en sus cuarteles y estaciones.
El crimen organizado está de plácemes, haciendo y deshaciendo en nombre de la tal ‘paz total’.
No hay región de Colombia donde no se esté experimentando un crecimiento de los índices de inseguridad. Los desamparados ciudadanos claman protección, llamado que el ministro de Defensa, el oscuro Iván Velásquez desoye alevosamente.
Las libertades humanas se reducen aceleradamente en el país gobernado por Gustavo Petro quien con complacencia ha permitido que el hampa ejerza mando y control en el territorio.
Los gobernadores de Colombia, desesperados por la grave crisis optaron por enaltecer el escudo nacional y su leyenda ‘Libertad y Orden’. Una cruzada cargada de simbolismos con la que creen que lograrán llamar la atención de un gobierno cuyo compromiso, pareciera, es con la delincuencia y no con el pueblo que sufre los latigazos de la violencia.
Dramático que muchos de los que impulsaron la campaña de Petro hoy sean los primeros en quejarse por lo que viene sucediendo en el país. ¿Acaso no se les advirtió? ¿Acaso no se expuso hasta el cansancio que un gobierno socialcomunista volvería pedazos a Colombia? ¿Acaso no se previó la catástrofe que hoy padecen los ciudadanos?
Además de la responsabilidad política e histórica que le cabe a Petro, está la que deben asumir quienes procuraron su victoria.
Los petristas, que proceden con el fanatismo propio de los estalinistas, aseguran, sin prueba ninguna, que se está fraguando un golpe de estado, tesis, además de estúpida, irresponsable. Gustavo Bolívar, ese mismo que estimuló la violencia de la banda delincuencial ‘Primera Línea’, está jugando con fuego. Esos mensajes sobre el golpe de estado que solo existe en su turbia imaginación, pueden desembocar en una oleada de violencia.
Reprochable desde todo punto de vista la manera antidemocrática como el gobierno y sus esbirros están enfrentando las legítimas críticas y los llamados de la ciudadanía para que se garantice su seguridad.
Algunos demandan la renuncia del ministro de Defensa. Ese funcionario difícilmente saldrá de su cargo. Él está ahí para ejecutar el proyecto petrista de desmonte de la Fuerza Pública colombiana, tarea en la que ha sido muy eficaz. Desde el 7 de agosto del año pasado, soldados y policías dejaron, por ordenes superiores, de cumplir con su deber constitucional.
Publicado: marzo 22 de 2023