Los petristas se desataron en redes social por el mensaje articulado de los gobernadores del país, quienes recordaron las bases de la República: Libertad y Orden.
Ayer los gobernadores del país comenzaron a publicar en sus redes sociales -personales e institucionales- la imagen del escudo de Colombia con las dos frases que resume la unidad de la Nación: Libertad y Orden. Esta campaña nació en la última cumbre de gobernadores realizada en Armenia, donde denunciaron, ante la ausencia del presidente de la República, la grave situación de orden público que se vive en los territorios, en las regiones, en lo que la izquierda denomina, la Colombia profunda.
El gobierno nacional está obsesionado en gobernar para los delincuentes y criminales con el propósito de alcanzar la “Paz Total”, la nueva versión de impunidad total, la misma que se otorgó en el acuerdo de La Habana.
Esta benevolencia con la criminalidad ha llevado al gobierno a expedir decretos que van desde la suspensión de ordenes judiciales contra integrantes de organizaciones criminales, reconocidos y peligrosos narcotraficantes, como la suspensión de operaciones militares por parte del Estado contra estas bandas, grupos, y organizaciones criminales, que tienen presencia en zonas donde los cultivos ilícitos y la minería ilegal imponen el orden del día.
Libertad y Orden en el nuevo orden constitucional se resume en seguridad. El éxito del presidente Uribe, en su campaña y en su gobierno, fue recuperar e imponer la seguridad. Desde los cimientos institucionales se impuso la seguridad en el país que estaba bajo el control de organizaciones guerrilleras y paramilitares, quienes libraban la más sangrienta guerra por la disputa territorial.
Cuando los colombianos comenzaron a ver el regreso de la policía a las cabeceras municipales, del ejercito a los caminos veredales, y de los jueces a los despachos judiciales, la sociedad entendió la importancia de la seguridad en el orden constitucional y legal. En ese momento, la seguridad, que es un valor y derecho individual y colectivo de las democracias, también comenzó a ser la bandera más poderosa del presidente Uribe que le alcanzó para su reelección y para la elección el presidente Santos.
Como la seguridad se había convertido en un cimiento de la sociedad, la izquierda tenía que minarla para lograr espacios en el debate nacional. Para lograrlo, comenzaron la campaña más rabiosa y sin pausa contra los integrantes de las Fuerzas Militares, contra los policías y soldados que se habían ganado el respeto y admiración de los colombianos. Esa campaña de desprestigio contó con la complicidad de organizaciones no gubernamentales que tienen acceso exprés en tribunales internacionales: bajo el ropaje de Defensores de Derechos Humanos, denunciaron y condenaron al Estado, a las Fuerzas Militares, que en cumplimiento de sus deberes, habían propiciado los golpes más contundentes contra organizaciones terroristas.
Para liquidar la narrativa de la seguridad, que se asocia con varios sectores y actores políticos, en el acuerdo de paz de La Habana se igualó a las Fuerzas Militares con los integrantes de organizaciones criminales y terroristas. Hoy bajo la figura de la delación, militares y policías procesados y sentenciados en la jurisdicción ordinaria, señalan a superiores, actores políticos y sociales, en la Jurisdicción Especial de Paz JEP a cambio de libertad. Espeluznante.
Hoy, cuando la anarquía y el caos se apoderan del país, los gobernadores le recuerdan al país que el único camino es recuperar la institucionalidad, regresar a la Libertad y Orden, para no decir públicamente que la seguridad nunca debió cederse ni negociarse.
Publicado: marzo 22 de 2023