Hace 31 años, el 2 de febrero de 1999 ante esta moribunda constitución y la mirada atónita de Rafael Caldera, comienza el primer gobierno del coronel Hugo Chávez Frías luego de unas elecciones generales que lo catapultaron hacia el Palacio de Miraflores, sin mayores contendores.
La indignación general por cuenta de las medidas implementadas – lo que se conoció como el paquetazo – sacó la rabia oprimida del pueblo caraqueño que se lanzó a las calles, lo cual fue aprovechado por Chávez para manipular y utilizar la estrategia del camaleón, como diría más tarde, con el fin de crear las condiciones objetivas para la toma del poder.
La situación económica, social y política de Venezuela era un verdadero desastre. Los venezolanos ya no creían en nadie, ni en su misma clase política.
Venezuela entera decidió lanzarse al vacío, al cataclismo como diría Hobsbawom, viendo a Chávez como el Mesías, a sabiendas de lo que vendría por cuenta de una clase política que no quiso reaccionar como era debido con tal de mantener su estatus quo, durmiéndose en sus laureles, jugando a lo políticamente correcto, como lo está haciendo Uribe con Petro o el Dr. Lafaurie con sus nuevos mejores amigos: ELN.
Chávez llegó a la presidencia con su boina y su camisa roja rojita, prometiendo la justicia social y la reingeniería de la política anquilosada en sus viejas y corruptas estructuras de poder.
Una vez en el poder, rápidamente sacó sus garras donde un autócrata crudo, rudo y caprichoso gobernante impone su voluntad sacrosanta manejando a su país como le viene en gana – mediante los recursos del petróleo, que tanto le gustan a la filósofa de las minas – con el fin de extender su influencia geopolítica en todo el continente latinoamericano.
Se convirtió en un tirano déspota y ególatra hasta mas no poder; sojuzgó a su pueblo de una manera tal mediante sus recursos histriónicos, inagotables, de la misma manera como comienza a utilizar el desgobierno del Petro caos.
Más adelante, el régimen de Chávez se convertiría en una perversa elección de terror colectivo combinado con el chantaje comercial a las naciones hermanas, incluida Colombia, auxilios en metálicos a partidos de izquierda y sobornos y subsidios a las agrupaciones políticas de la izquierda moderada con el fin de imponer regímenes bajo el ropaje del socialismo bolivariano del siglo XXI (L. E. Granados: El imperio de lo imposible, 2012).
Mientras tanto, en las primeras de cambio, el Petro caos comenzó a sacar sus garras con el fin de generar los conflictos permanentes entre la clase dirigente para desgastarla como lo hace con el Metro de Bogotá, convertido en un fortín político, mientras el caos y la anarquía se apodera no solo de Bogotá de Yo Claudia, sino de todo el país.
Finalmente, ante la sorpresiva tercera reunión a las espaldas de los colombianos entre Uribe y Petro – ¿dónde estará la bolita? ¿en el Uberrimo? -se me viene a la mente la frase de mi abuela petrona Gómez, mujer de carácter recio y vehemente: Llegarás a ver con tus propios ojos los tiempos de Sodoma y Gomorra.
Como bien comenta un amigo filósofo, el sí: nos han hecho dividir entre petroñeros y uribestias mientras los colombianos comenzamos a ver con angustia nuestro nefasto y maduro porvenir.
Fin de la conversación.
Puntilla: Si Uribe y Petro continúan reuniéndose a las espaldas de los colombianos que creyeron en ellos, Colombia se merece su suerte…
Publicado: febrero 7 de 2023