Todas las elecciones en Colombia tienen sus complejidades y dificultades, pero teniendo en cuenta que en las presidenciales del 2022 ganó la izquierda y que por primera vez tendremos elecciones bajo ese régimen, las elecciones regionales del 2023 están para alquilar balcón.
Las elecciones regionales en su mayoría dependen de lo que se llama el voto amarrado, que independientemente de cómo lo amarren, sale y vota por candidatos que pertenecen o militan en los partidos tradicionales, así estos candidatos se inscriban por firmas y tengan co-avales de otros partidos.
Como siempre hacemos las cosas a medias, la ley electoral quedó de la misma manera. Se trató de fortalecer los partidos políticos, acabar con los partidos de garaje, pero ninguno se organizó internamente, entonces terminamos dejando a los partidos por el gran poder de otorgar avales y, por cuenta de eso, los caciques electorales y los congresistas quedaron con un gran poder: definir quién se puede lanzar o no.
En las ciudades principales las cosas han cambiado. Cada día hay más voto de opinión, voto independiente, que no necesita lechona ni cerveza para definir el voto. Pero de todas maneras sigue existiendo una gran cantidad de votantes dentro de estas ciudades que siguen votando por las maquinarias y políticos tradicionales.
El Pacto histórico definitivamente hará un remezón en estas elecciones. Tienen gobierno, que no ha acabado de llenar puestos, y vienen con una ola de triunfo del 2022 que les va a ayudar. Para ellos es fundamental ganar poder local, sobre todo grandes ciudades. Si lo logran, tendremos izquierda populista para rato. Miren Venezuela. Sólo se consolidó la izquierda cuando ganaron las regionales.
La oposición aunque tiene un camino muy empinado, hay oportunidades. Sabemos que los políticos tradicionales que se unieron al régimen y se entregaron por puestos y contratos no van a ir unidos en las regionales con el gobierno. Competirán de tu a tu con ellos. Eso implica la posibilidad de que tercerías o candidatos diferentes tengan la opción de ganar. A eso es a lo que se debe trabajar.
Fíjense la gravedad de lo sucedido. La izquierda gana las elecciones hablando de cambio, de luchar contra los partidos tradicionales, contra la corrupción, contra el clientelismo y, para tener gobernabilidad, tuvo que aliarse con ellos. Entonces no hubo cambio. Simplemente aumentó la nómina de corruptos y clientelistas con la izquierda.
Tenemos que recuperar el país, conseguir candidatos idóneos, competentes, que quieran dar la pelea. Pero para que estos candidatos sean viables, tenemos que darles herramientas. Una gran coalición de todos los colombianos que estamos en contra del gobierno y de los partidos corruptos que se regalaron, puede conseguir triunfos en las elecciones regionales. Cada uno por su lado, no se hace nada.
Bogotá es un claro ejemplo de cómo perder unas elecciones por no trabajar unidos. La ciudad lleva a la deriva más de 20 años. Su deterioro se siente y se ve. Esperemos que logremos unirnos con las diferencias que muchas veces tenemos para recuperarla.
Mientras el ego de los políticos esté por encima de los intereses del país, no vamos a lograr nada, ya perdimos las presidenciales, no nos dejemos arrebatar las ciudades y gobernaciones, si eso pasa, apague y vámonos.
Publicado: enero 30 de 2023