Han pasado dos años desde que una detestable coyuntura se llevó antes de tiempo a uno de los líderes más importante del País. Carlos Holmes Trujillo fue un hombre de Estado, un estadista que conocía los pormenores del poder como pocos y que dedicó su vida a servirle a una causa llamada Colombia.
Pero sobre cualquier otra cosa, fue un caballero. Un gentleman de esos que parecen estar en vía de extinción, más aún en la política. Alcalde, Constituyente, Embajador y Ministro de cuatro carteras y nunca permitió que la grandeza de los cargos nublara su juicio.
Su ejercicio argumentativo iba de la mano de ese magnifico don de gente con el cual persuadía a sus interlocutores. Jamás necesitó de acudir a los improperios para resaltar su posición. La firmeza de sus ideas fue suficiente para desarrollar una vida entera de servicio al País.
Y falta, qué falta que nos hizo en las elecciones del año pasado. De no haber llegado el covid, muy probablemente Carlos habría sido protagonista de las elecciones presidenciales. Y quizás, el País hoy estuviera navegando otro rumbo. Holmes lo tenía todo para ser primer mandatario. Nunca sabremos si habría logrado la victoria, pero indiscutiblemente jugaría un rol determinante en estos difíciles momentos.
Por encima de cualquier diferencia política, sabía poner primero los intereses de la Nación. Era un servidor accesible, dispuesto al diálogo y con una profunda convicción en Colombia. De esos políticos que inspiran, que hacen cogerles gusto a las densas discusiones sobre el funcionamiento del Estado. De esos líderes que miran las nuevas generaciones como modelo a seguir.
Carlos Holmes ejercía la política con la altura que tanta falta hace hoy en día y que tanto necesitamos por parte de los líderes que toman las decisiones. La suya era una voz que combinaba experiencia, conocimiento pasión y empatía. Una mezcla que le permitía hablarle de frente a los colombianos con inagotable claridad.
Como siempre lo he dicho, ojalá que los jóvenes vean la caballerosidad de Carlos Holmes como un referente en el ejercicio político. Se puede ser gobierno sin maltratar al contradictor y se puede ser opositor sin sabotear. El País está por encima de los likes, los titulares y los seguidores. El manejo del Estado requiere ser consciente de la inmensa responsabilidad que se carga sobre los hombros.
Han pasado dos años y más allá del tema político, me hace falta mi amigo. Esa persona de confianza a la que siempre podía acudir en busca de un consejo. No miento al lamentar el vacío que dejó su partida.
Carlos, sólo tú sabes lo que te quiero y respeto, que no estés no quiere decir que mis sentimientos y admiración partieran contigo.
Dos años… dos años de extrañarte y dos años de recordarte. Que vacío tan inmenso y el dolor sigue intacto. Dos años sin ti!
Publicado: enero 27 de 2023