Nos han hecho creer, las narrativas socialistas bolivarianas carnívoras del siglo XXI que: un gran cambio es distinto que la revolución y, por ello, debe dársele un tratamiento diferente (E Gómez Hurtado, Respuesta: 1971).
Podría decirse que, en el actual desgobierno histórico del cambio y del petro caos, se proponen una serie de soluciones tan abstractas y simplistas como la de los revolucionarios con la diferencia que, por momentos, los revolucionarios tienen un gran valor adicional al ser agentes que se encuentra en contra de todo el establecimiento, por fuera del de la ley y el orden pre establecido, con el fin de justificar sus comportamientos demenciales, sangrientos y psicópatas como los del M19: Palacio de Justicia, FARC: iglesia en Bojayá, cuyo autor intelectual es hoy senador, o ELN con su atentado sangriento y demencial en Machuca, hoy nuevos mejores amigos del presidente ejecutivo de Fedegán: Dr. Lafaurie.
Pero, una vez, dentro del establecimiento su actuar consiste en desacreditar y socavar a las instituciones democráticas las cuales les darán su modo de vida, tildándolas de corruptas, como lo es el trabajo en silencio del actual ministro de defensa Velásquez.
Tuvimos y tenemos el ejemplo de Yo, Claudia en Bogotá, quien junto con el entonces ex alcalde de Bogotá Gustavo Petro promovió con el entonces profesor Antanas Mockus la tabla de la corrupción, terminando siendo la alcaldía de Petro un mar de corrupción.
Al final, un revolucionario y un cambista, si como los de las casas de cambio, son unas personas déspotas, ególatras, resentidas y ateas.
Pretenden cambiarlo todo, para que nada cambie o si cambia que cambie a favor de ellos en detrimento de los demás como lo es la ministra de Salud Corcho, empeñada en acabar con el sistema de salud actual que le salvó la vida al senador Roy Maquiavelo Barreras, a Juan Manuel Santos, Judas, o al mismo Timochenko.
Por ello, es totalmente vergonzante el papel que está jugando el partido conservador colombiano, en minúscula, en el desgobierno del petro caos el cual nos llevará, rápidamente, a la ruina moral y económica de toda la Nación, ante la sonrisa irónica del ministro Ocampo.
Qué triste y que vergonzante papel el del partido conservador en estas épocas del gran cambio revolucionario. Cayó en un oscurantismo dogmático e ideológico.
Al partido conservador colombiano, no lo mueve ninguna ideología, salvo aquella de los presupuestos y los contratos (El Nuevo Siglo editorial, enero 12, 2023).
Se ha convertido en un patito feo; más aún, cuando los voceros del gran cambio del pacto histórico han mostrado hasta la saciedad el cómo piensan, que comen y cómo se visten.
¿Será que los senadores y representantes del partido conservador comen y se visten igual que los del gran pacto histórico? Al parecer, sí.
A tan bajo nivel han llegado que el hoy ex senador falsario Bolívar en una entrevista a Vicky Dávila, Revista Semana, comenta que: viven del voto comprado, asegurando que: si se les corta el chorro, lo acaban en las próximas elecciones. Así, o más desacreditado.
A todas luces, se les dificulta refutar al falsario ex compañero de coalición partidista porque saben que es verdad lo que dice ex senador benefactor de los jóvenes de la primera línea, hoy convertidos en angelitos gestores de paz gracias al indulto otorgado por el ministro Osuna.
Así, estamos.
Puntilla: De paso, ¿Qué dirá Cesar Gaviria? Estará contento con el desgobierno del Petro caos. Creo que sí, porque Gaviria sí se viste y come igual que el ministro Osuna.
Rafael Gómez Martínez
Publicado: enero 17 de 2023