A quien se le ocurre que trescientas mil hectáreas de coca son inocuas. A quien se le ocurre dejar crecer un cultivo que genera tanta violencia dada la enorme cantidad de dinero que produce y que circulan con mucho poder de destrucción en la ilegalidad. Se dice que en Colombia produce más de 32 billones de pesos anuales.
Dinero suficiente para pervertir cualquier posición honorable que se le oponga, en una nación sin moral ni ética y con mucho desempleo.
Me pregunto qué hubiera pasado si Juan Manuel Santos (JMS) hubiese continuado con la extinción de las 42 mil hectáreas de coca que recibió del presidente Uribe Vélez (todavía no se había prohibido el glifosato, esa teoría para complacer a Farc- Santos que se inventó el humanista Alejandro Gaviria, ¿qué clase de humanista será este sujeto?). Tal vez no habría coca en Colombia. Pero entonces JMS no se hubiera ganado el Nobel.
Cuan costoso le ha salido al país la vanidad de un gobernante. A JMS poco le importa que el acuerdo funcione, ya él consiguió su cometido; ganar un Nobel de Paz. Nunca el comité noruego de paz le hizo tanto daño a una nación.
Entonces como en ‘Ilona llega la lluvia’, con la llegada de JMS llega la lluvia de la cocaína, y tanta, que envenena no solo a la juventud mundial sino a nuestros hijos. La tasa de incremento del consumo nacional es ya pavorosa.
Pero además como en ‘Ilona llega con la lluvia’, con JMS llega la prostitución del Estado. Toda su firmeza se ve en ascuas, desestabilizando las instituciones e incluso permitiendo que ONGs mundiales, como la de un tal Soros, patrocinen esta debacle.
JMS como Maqroll el Gaviero son hombres sin patria, les importa un bledo todo. En Maqroll su patria es un burdel, en JMS la patria es su ego y su vestido de paño inglés. JMS donde esté, debe estar riéndose a carcajadas, por lo que logró hacerles a nuestras instituciones.
Dejar crecer el narcotráfico es como poner un plasta de heces fecales en la sala de la casa. Todo hiede y su hedor nauseabundo llega a todos los rincones de la casa y contamina el ambiente.
Pero lo peligroso no es solo que se produzcan 1.500 toneladas de cocaína, sino que su ganancia quede en manos de delincuentes, cuya única formación ética es el delito. Existe la ‘ética del delito’, somos perfectos para ser delincuentes.
Ninguna sociedad es tan propensa al delito como la colombiana. De hecho, la instauración del narcotráfico en suelo colombiano (aquí no había sembrados extensos de coca, como sí en Perú o en Bolivia) se da en Colombia y no en otro país, porque al colombiano le gusta lo ilegal, es propenso a lo ilícito, y porque delinquir no necesita preparación ni academia. Y porque Colombia fue siempre un país con justicia débil (más que ningún país latinoamericano). Para la muestra el caso Odebrecht; caen presidentes en Perú, pero en Colombia no pasa nada.
Publicado: diciembre 20 de 2022