Literalmente incendiaron el país, en parte, alegando que la renovación de la flota de superioridad aérea no era más que un impulso guerrerista del entonces gobierno y, utilizando esa falacia y otras, justificaron la violencia en las calles hasta la última instancia.
Recordemos la famosa frase de la entonces jefa de comunicaciones de Petro, “igual el bebe se iba a morir” o, la que recientemente le escuche a una líder de la Primera Línea en un debate que estuve en los Andes, en donde intentó minimizar y excusar la muerte de un honrado ciudadano diciendo que “el cable que decapitó al motociclista en Bogotá era para colgar una olla comunitaria y que este, lamentablemente, se atravesó”, ¡hágame el favor!
Lo irónico es que esos mismos que justifican lo injustificable y hacen parte del gobierno del ‘cambio’ y la ‘vida’, esos mismos, son quienes hoy confirman y validan la renovación de la flota que tanto criticaron.
¡Y en buena hora! Porque todo lo que argumentaban era falso y no cambiaba la urgente necesidad de renovar los aviones de combate para así poder defender la soberanía nacional.
Ahora, dejando la hipocresía petrista a un lado, quisiera abordar una postura razonable pero equivocada que leí en estos días que salió la noticia y me gustaría dejar mi postura frente al tema.
Hay quienes no apoyan que se compren nuevos aviones afirmando que el casi extinto fabricante de los Kfir puede repotenciar, una vez más (ya hecha una modernización en 2017), los viejos aparatos dándoles 10 años más de vuelo.
Si bien es cierto que el fabricante puede extender la vida útil de los Kfir, esto no significa que los convierta en competitivos. Ya que los costos de operatividad y mantenimiento no solo seguirán siendo los mismos, sino que aumentarán con el tiempo (como lo han venido haciendo), por el simple hecho de que ya casi nadie utiliza este tipo de avión. Por lo tanto, la oferta es escasa al punto de que muchas piezas y el mismo mantenimiento se hacen de manera exclusiva para la flota colombiana significando, por obvias razones, costos exorbitantes para el país.
Además, después de realizada la modernización en 2017, no creo que haya forma que sea costo beneficiosa para el erario que logre justificar o mejorar las capacidades armamentísticas y de maniobrabilidad de los Kfir al punto de hacerlos equiparables a los aviones de última generación o, si quiera de este siglo, como los Sukhoi Su-30 venezolanos.
Por ello, creo que la decisión del gobierno es acertada, concertada inclusive desde el empalme y acorde al Plan Estrategico Militar 2030 (PEM), el cual tiene como proposito principal ser el “mapa de ruta mapa de ruta que direcciona al país en materia de seguridad y defensa nacional”.
Ñapa: Petro se inclinará por el Dessault Rafale de su amigo Macron, el más costoso y menos ideal para el país pero, posiblemente, el más beneficioso para él.
Publicado: diciembre 22 de 2022