Muy habilmente la Alcaldía pretende aprobar el Presupuesto del 2023 por Decreto para desfinanciar la seguridad sin que haya discusión en el Concejo. Una jugadita que a estas alturas no extraña y que repite las mismas prácticas que utilizó el Distrito para desconocer al Cabildo en la aprobación del POT.
Las recusaciones llegan de la nada, paralizan el trámite de las sesiones y garantizan que por términos el Concejo no alcance a debatir el proyecto. Una estrategia baja que equivale a cerrar el Cabildo y desconocer a los millones de bogotanos cuya voz deja de tener representación en un tema tan trascendental como el presupuesto.
En especial, porque los ajustes que propone la administración son de suma gravedad. Tal como lo expresé la semana pasada, a pesar que de 2022 a 2023 el Presupuesto de la ciudad aumentará en $2.9 billones, el Distrito no solamente no incrementará los recursos para el sector seguridad, sino que los disminuirá en $200.493 millones.
Así, de un plumazo, la capital pierde casi una tercera parte de los rubros que se destinaron a ese sector este año. Una decisión que amerita que los Secretarios de Despacho pongan la cara y den las explicaciones que hoy brillan por su ausencia. Algo que increiblemente, en una ciudad de 8 millones de habitantes y $31.4 billones de presupuesto, no sucederá gracias a las maniobras dilatorias que han abundado a lo largo de este cuatrenio.
Y más increible aún, es que mientras esta semana dos policías fueron asesinados en Bosa, a lo cual hay que sumar los más de 102.956 hurtos registrados de enero a octubre de 2022, la Alcaldía incrementará los recursos de recreación y cultura en casi $300.000 millones para llegar a la cifra inexplicable de $1.2 billones en 2023, más del doble del monto que se le asignará a seguridad.
Con esto, quedan más que claras cuáles son las prioridades del Distrito. No importa combatir los hurtos, el miedo en Transmilenio ni proteger la vida de los uniformados. Lo valioso es financiar más obras de teatro, rondas infantiles y payasos con recursos públicos.
Lo peor de todo, es que poco y nada se oye al respecto en el Concejo. El recorte en el rubro de seguridad ameritaría una reacción vigorosa por parte de los cabildantes, pero la sumisión que ha reinado en la Corporación ante la Alcaldía se repite una vez más.
Así como el Concejo no pudo discutir el POT, tampoco ha sido capaz de debatir el Presupuesto durante los últimos años. Y aunque se anunció que se reformaría el reglamento de la Corporación para acabar con la dilación que generan las recusaciones, es la hora en que no se hace.
Mientras tanto, la Policía deberá raspar la olla el próximo año para combatir la delincuencia, al mismo tiempo que gracias a la Administración López abundarán los festivales, las obras de teatro y las actividades lúdicas en los pasillos del Palacio Liévano.
Publicado: diciembre 7 de 2022