El sostén de la democracia es su ejército, por eso debe tener el monopolio de las armas. Un ejército fuerte es garantía del cumplimiento de la Constitución y sus leyes, que vela por preservar el orden público y la defensa de los ciudadanos.
Por eso la delincuencia por muy fuerte que sea, hay que combatirla. Son tan importante los militares que son los únicos con otros muy pocos que sostienen a Nicolás Maduro, aunque en este caso dicho ejército este corrompido por los negocios turbios y millonarios que tienen ciertos generales con el dictador.
En el caso colombiano no se puede perder el control del orden público por complacer a unos poderosos ejércitos ilegales sustentados en el narcotráfico. La posición del Estado de acuerdo a lo sucedido en el gobierno Santos no se puede repetir porque entre muchas otras cosas crea una cultura de la ilegalidad y genera mucha más violencia porque contiene el paradigma que los abusos, incluso crímenes de lesa humanidad son perdonados.
El Estado más nunca debe repetir este nefasto modelo por complacer a un ejército ilegal, fuerte y con mucha capacidad de destrucción, y entregar el estado de derecho y generar el empoderamiento de una cultura narcotraficante. Es muy peligroso sobre todo en un país que no produce tantos empleos como se requiere.
Cito al escritor Alberto Molina Flores de Ecuador cuando dice,
“En la segunda mitad del siglo XIX, una vez afianzada la independencia, podemos señalar que los ejércitos en América Latina tuvieron una influencia fundamental en la consolidación del Estado”. Horacio Orsolini, en su libro “Ejército argentino y crecimiento nacional”, resalta el papel de este ejército, al igual que los demás de la región: formó conductores, tácticos, estadistas, historiadores, prosistas, gobernantes de lejanos territorios, caudillos. Fundó colonias y escuelas; trazó caminos y líneas telegráficas; construyó puentes y cuarteles; albergó misiones científicas; se ocupó de la cartografía, fijó mojones fronterizos; guerreó, pobló, civilizó; plantó árboles, sembró y cosechó; enseñó a leer y a conocer el pabellón y la historia patria”. Y sobre todo consolido las democracias.
La importancia de los ejércitos en las democracias de América Latina es más que eso, es demasiado valioso. Desde el inicio de los días posteriores a la consecución de la independencia fueron los ejércitos los que lograron ir consolidando la República.
Por eso es de vital importancia para el sostenimiento de la democracia colombiana un ejército fuerte, con un gran presupuesto, con enorme capacidad de organización, con fuero especialísimo, y no el que se ha querido transformar a partir del gobierno de Santos. Un ejército débil nos producirá una democracia débil.
Publicado: diciembre 5 de 2022
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