Desde distintos sectores de la izquierda demócrata estadounidense se ha dicho que las elecciones de mitad de término del pasado 8 de noviembre fueron una victoria para el partido del presidente Biden.
El análisis no es del todo cierto. El partido Republicano logró aumentar su representación en la Cámara con lo que asumirá el control de la misma a partir de enero del próximo año cuando la presidencia de esa corporación dejará de estar en las manos de Nancy Pelosi y pasará a las de Kevin McCarthy, actual líder de la minoría republicana.
Según la constitución de los Estados Unidos, el presidente de la Cámara -el speaker- es el tercero en la línea de sucesión. Ante la eventual falta del presidente y del vicepresidente, el gobierno quedará en manos de quien haga las veces de speaker de la Cámara.
El partido republicano le apuntaba a un mejor resultado en las elecciones. Se daba por descontado que quedaría con mayoría en la Cámara, pero también esperaba hacerse con la mayoría en el Senado, propósito que no se cumplió.
Hasta el momento, los demócratas aumentaron un senador y los republicanos perdieron uno. Queda por definir la curul del estado Georgia donde se llevará a cabo una segunda vuelta el próximo 6 de diciembre. Si los republicanos ganan con Herschel Walker, quedaría en el mismo punto en el que se encuentra ahora, con 50 senadores, pero en cualquier caso los demócratas continuarán siendo mayoría pues el voto de desempate lo tiene la vicepresidenta Kamala Harris.
Algunos observadores políticos coinciden en achacarle la responsabilidad del flaco desempeño republicano al expresidente Trump, pues buena parte de los candidatos que tuvieron su respaldo fueron derrotados por sus contrincantes demócratas. Se habla insistentemente de un voto castigo contra el señor Trump quien en las últimas horas ha desatado una insólita campaña contra quien es visto como el nuevo fenómeno republicano, el reelecto gobernador de Florida Ron DeSantis.
DeSantis, a quien muchos ven como muy posible candidato presidencial en 2024, obtuvo un resultado arrollador en las elecciones. Logró una ventaja de 19.4 puntos porcentuales sobre su rival Charlie Crist.
Su discurso firme, doctrinario y sin contemplaciones con la izquierda fue la fórmula para convertirse en la gran figura de las elecciones que acaban de pasar. DeSantis es, hoy por hoy, la persona más popular dentro del partido Republicano.
Hasta no hace mucho tiempo el gobernador era respetado y aplaudido por el expresidente Trump quien de manera sorprendente resolvió graduarlo de enemigo. Es posible que la prohibición constitucional -artículo 2- de que dos personas que residan en el mismo estado puedan hacer fórmula presidente-vicepresidente sea la razón por la que Trump haya enfilado sus cañones contra el gobernador reelegido que ha quedado en una muy buena posición en el partidor de las precandidaturas republicanas para las presidenciales de 2024.
Pero las críticas también se han hecho sentir contra el llamado establishment de los Republicanos, particularmente contra el líder del partido en el Senado, el veterano Mitch McConnell.
Senadores con peso específico como Rick Scott -Florida-, Mike Lee -Utah- y Ron Johnson -Wisconsin- están proponiendo un debate amplio al interior del partido antes de designar a quien deba ejercer como líder de la bancada de su partido, posición que durante bastante tiempo ha estado en cabeza del senador McConnell a quien responsabilizan de que la “ola roja” -en referencia a una aplastante victoria del partido Republicano- no se haya materializado en las elecciones que acaban de cumplirse.
En las gobernaciones, por ejemplo, aunque los republicanos aun mantienen la mayoría -26 de las 50-, perdieron en dos estados, siendo Arizona el más importante. La candidata Kari Lake, muy cercana al expresidente Trump, perdió por menos de 20 mil votos.
El diario New York Post, que fue un medio muy alineado con el presidente Trump, ha publicado en los últimos días múltiples artículos críticos contra el expresidente, ambientando un remezón en la derecha norteamericana con nuevos liderazgos y figuras con las que pueda enfrentar las elecciones trascendentales de 2024 en las que aún no se sabe si el presidente Biden buscará su reelección o si, en cambio, dejará el espacio abierto para que corra su vicepresidenta.
Publicado: noviembre 16 de 2022
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