El actual presidente de Colombia fue elegido por el 50,47% de los votos. Fue un triunfo moderado, no exento de cuestionamientos por posible fraude que no se ha investigado porque el perdedor decidió abstenerse de denunciarlo.
El «Pacto Histórico» obtuvo en las elecciones para Senado y Cámara el 17.35% de los votos, que permitieron adjudicarle 20 escaños para el Senado y 28 para la Cámara de Representantes. No obtuvo un número suficiente para controlar el Congreso, pero en virtud de alianzas con otros partidos ha conseguido por lo pronto apoyos suficientes para dicho efecto, si bien en condiciones no del todo satisfactorias (vid. https://es.wikipedia.org/wiki/Pacto_Hist%C3%B3rico).
Estos guarismos electorales ponen de manifiesto que sigue vigente el diagnóstico de Marco Palacios y Frank Safford en su libro «Colombia: país fragmentado, sociedad dividida»(vid. (99+) Historia de Colombia. País fragmentado, sociedad dividida | Marco Palacios – Academia.edu).
Es difícil saber cuáles son los cambios prometidos que en definitiva le dieron la victoria al hoy presidente en la justa electoral, pues el suyo es un programa variopinto y quizás sus votantes tuvieron en mente distintas motivaciones no del todo claras para inclinarse en su favor.
Fueron tantas sus promesas que no le será fácil cumplirlas a cabalidad y probablemente sus electores sufrirán severas decepciones al ver frustradas sus aspiraciones. Ofrecer el oro y el moro en épocas de prosperidad puede ganar apoyo en los sectores populares. Cosa distinta es tener que ajustarse los cinturones cuando se acerca el período de las vacas flacas, que es lo que anuncian ahora los analistas de la economía. Un magro crecimiento del 0.7% para el año entrante es asustador, máxime si las tasas de inflación y devaluación están disparadas.
Todo indica que lo deseable en las circunstancias actuales es la búsqueda de consensos que sólo son posibles por la vía del diálogo en el que se confronten puntos de vista diferentes y se trate de conciliarlos a través de soluciones razonables.
El acuerdo logrado con Fedegan para facilitar la adquisición de tres millones de hectáreas de tierra apta para mejorar la suerte del campesinado es un buen ejemplo de lo que podría lograrse tendiendo puentes entre el gobierno y los gremios. Recomiendo a este respecto la entrevista que le hizo hoy Fernando Londoño Hoyos en «La Hora de la Verdad» a José Félix Lafaurie (vid. https://www.youtube.com/watch?v=6mKP7ZTLbxs).
Lo mismo podría lograrse para llevar a cabo otras reformas en que está comprometido el gobierno en materias como la tributación, la salud, las pensiones, el trabajo, la actividad extractiva, etc.
Desafortunadamente, lo que aconteció en las comisiones terceras de senado y cámara la semana pasada en torno de la reforma tributaria sentó un pésimo precedente institucional. La esencia de la función de los congresos está en el debate. Si se lo impide, las relaciones entre las mayorías y las minorías se agrian severamente. La técnica de la «aplanadora» deslegitima a la institución y acrecienta la pugnacidad no sólo en los medios políticos, sino en general en el cuerpo social.
Suele hablarse de la conveniencia de estar atentos a las señales del cuerpo. Ello es más pertinente en lo que toca con el conglomerado social. Los apoyos que le dieron la victoria al gobierno son relativos y pueden ser cambiantes. Hoy son y mañana no parecen. No es sano que se desoigan las voces críticas que reflejan el descontento de significativos sectores de la comunidad. Las marchas del 26 de septiembre constituyen una voz de alerta que no debe ignorarse.
Hay voces sensatas, como la de Fajardo, que le piden al gobierno consistencia en sus propósitos, pues tal como va lo que genera es incertidumbre. Vid. “Lo que hemos visto con Petro se traduce en incertidumbre”: Sergio Fajardo (elcolombiano.com).
Podría parecer una «boutade», pero hay algo de cierto en lo que en escrito anterior observé en el sentido de que en campaña se nos prometió que seguiríamos el modelo de Corea del Sur, pero hay signos ominosos que nos hacen pensar que el modelo que realmente inspira al gobierno parece acercarse más bien al de Corea del Norte, vía Cuba y Venezuela.
Jesús Vallejo Mejía
Publicado: octubre 13 de 2022
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