Hacía todos los esfuerzos por entender los mensajes del nuevo gobierno, es mi deber, como demócrata, como opinador, como columnista. No soy de aquellos que se suma a la turba mediática con facilidad, desconfío de las mayorías aplastantes, enemigas del debate, del argumento, de la misma democracia.
Ese esfuerzo personal implicaba darle tiempo al nuevo gobierno para que, con el paso de las semanas, de los meses, decantara sus mensajes confusos que abonan la creciente incertidumbre entre la ciudanía, incluidos los que votaron por “el cambio”. Me hacía a la idea que tal vez los progresistas gobiernan así, que el problema radicaba en que no entendía las narrativas dispersas e ilógicas que a diario emiten, hasta que el mismo presidente Petro me ratifico que el lugar (conceptual) donde me ubico es el correcto.
Porque el lugar incorrecto es aquel que pretende destruir a la institucionalidad por ser “el enemigo interno”, el enemigo del gobierno, el enemigo del cambio. Tremenda barbaridad.
El presidente Petro lanzó la flecha que faltaba para dejar moribunda a la institucionalidad. Ante sus más fieles seguidores y fanáticos, como los son los indígenas del Cauca, el presidente advirtió que le incomoda la Constitución Política, el orden jurídico, el Estado, sus empleados, el portero. Entre mensajes cifrados y delirantes dejo entre ver que ese orden constitucional y jurídico que hemos construido en medio de sangre y gloria es el monstruo de mil cabezas que impide ejecutar su programa de gobierno; el mismo que pudo ejecutar cuando fue alcalde de Bogotá.
No es para menos. Este gobierno ha concentrado todo su capital y tiempo para gobernar a favor de los delincuentes y criminales. Con el argumento de la “paz total” ubican a las organizaciones y bandas criminales por encima de sus propias tesis, que se suponía era la de darle prioridad a los pobres, a los desposeídos. Pero no, la prioridad son los que quebranta a diario la misma paz con acciones violentas, criminales y terroristas, la prioridad es aquellos que decidieron no acatar el orden constitucional y jurídico. ¿paradójico o coincidente?
Los despistados y fanáticos dirán que el presidente inició una cruzada contra el establecimiento y los ricos, lamento contradecirlos. El gobierno y el Pacto Histórico decidieron gobernar y pactar con el establecimiento de siempre, con el establecimiento que prometieron sacar del Estado, de la institucionalidad.
¿Y quienes representan la institucionalidad? Sencillo, el juez del pueblo, su alcalde, el policía, el profesor, el notario, los concejales… Cada uno de ellos, de acuerdo con sus competencias constitucionales y legales, cumplen un mandato que nos permite vivir en sociedad, bajo unas normas establecidas que en algunos casos se debaten y aprueban en los mismos concejos municipales. Esa es la institucionalidad.
Este gobierno no está minando la institucionalidad, la institucionalidad, la institucionalidad venia debilitada, desbaratada, destartalada, lo que quiere este gobierno es acabar con la institucionalidad, porque en palabras de ellos es el enemigo interno. Y como al enemigo hay que derrotarlo o aniquilarlo, van a intentar acabar con la institucionalidad imponer el régimen totalitario que desean, el mundo ideal de los progresistas.
Publicado: octubre 20 de 2022
3
5
4.5