Lejos de ser algo reprochable, es de resaltar el diálogo respetuoso, franco y constructivo entre Uribe y Petro. La relación entre oposición y Gobierno debe centrarse en argumentos, confrontación de ideas y discusiones en torno al futuro del País, y no en críticas viscerales ni sabotajes que no llevan para ningún lado.
Y ese es un aspecto que tenemos que aprender en Colombia. El apasionamiento por la defensa de las ideas es un factor que enamora en el ejercicio de la política, pero que no puede nublar la toma de decisiones que más le sirven a la Nación.
Por ejemplo, durante los últimos cuatro años la oposición adelantó todo tipo de maniobras para entorpecer el desarrollo del País. Desde protestas y bloqueos hasta una seguidilla de mociones de censura, muchas veces sin mayor fundamento.
Además, el afán por protagonizar los titulares de los medios de comunicación y la falta de voluntad para construir acuerdos terminó profundizando la polarización que desde hace varios años tiene Colombia y, entre otros temas, se perdió la oportunidad de sacar adelante iniciativas necesarias como la sala especial de militares en la JEP o el fortalecimiento de los mecanismos de reparación a las víctimas.
Por eso, el Centro Democrático, al igual que hizo durante la administración Santos, está liderando una oposición con argumentos que no se traduce en sabotear, que se enfoca en las políticas y no ataca la integridad del gabinete.
Con una ventaja adicional, y es que siempre es deseable que exista una interlocución directa con el Gobierno, aún cuando se está en la orilla contraria. Algo que, por ejemplo, fue extremadamente difícil de lograr durante el periodo Santos y que imposibilitó que las legítimas preocupaciones del Partido tuvieran eco al interior del gabinete.
Una dinámica que quizás se soporte en las mayorías parlamentarias, pero que debilita el desarrollo institucional y la construcción de políticas que no ignoren las posturas de los sectores que no apoyaron a la administración de turno.
Por eso, aunque sea una foto difícil de entender y un acercamiento que rompa con la tradición política, hay que celebrar esta reunión. Sobre todo, cuando se realizó en el marco de una reforma tributaria que genera varias preocupaciones en el sector productivo, que le fueron transmitidas al ejecutivo y que, ojalá, sean tenidas en cuenta por el Gobierno tras en este tipo de espacios de concertación.
En últimas, el ejercicio de una oposición constructiva debe traducirse en apoyar aquellos temas que le convienen al País, sin importar quién los proponga, y contrarrestar técnicamente aquellas propuestas que causarían un perjuicio para la población.
Publicado: octubre 3 de 2022
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