La Ministra de Minas es un completo desastre. No conoce el sector, no tiene experiencia, no maneja las cifras y llegó al cargo a aprender. Su nombramiento es una irresponsabilidad con la política energética del País que, hoy en día, está en vilo por cuenta de sus acciones.
En primer lugar, nada tiene que estar haciendo una filosofa sin formación ni recorrido en el mundo de los hidrocarburos al mando del Ministerio de Minas. Este sector, quizás uno de los más especializados del Gobierno, requiere de un perfil altamente técnico que le de confianza a los inversionistas y fomente el flujo de capital en el mercado energético. Todo lo contrario a lo que inspira la señora Vélez.
En segundo lugar, no tiene presentación que la primera acción de la nueva Ministra en la entidad haya sido modificar el manual de funciones para eliminar el requisito de tener estudios en el sector. Con esta decisión, la planta de personal del Ministerio podrá ser cubierta con un sinfín de idealistas que no tienen la menor idea de lo que están haciendo.
En tercer lugar, preocupa, y mucho, el desconocimiento de la Ministra. No tiene claras las cifras, defiende la radical e ingenua teoría del decrecimiento y le huye a las ruedas de prensa. No es capaz de sostener un debate con las cabezas de los gremios y mucho menos de generar credibilidad en su gestión.
No en vano su folclórica exposición en el Congreso Nacional de Minería suscitó la burla de los asistentes que, entendiblemente, no pudieron contener los comentarios que pretendieron ser infantilmente silenciados, como si se tratara de un colegio.
En cuarto lugar, salta a la vista su inexperiencia política. No solo por el hecho de desconocer que la Ley 5 prohíbe que se lean las intervenciones en los debates, sino porque no tiene las espuelas para afrontar el debate parlamentario. Vélez llegó al Ministerio a descubrir desde cero el funcionamiento del Estado y a aprender en el camino, mientras se convierte poco a poco en el hazme reir del Gobierno.
De hecho, con nostalgia uno se pregunta en qué momento el País dejó de tener Minsitros de la talla de German Vargas Lleras, Horacio Serpa, Fernando Londoño, Juan Carlos Echeverry o Carlos Holmes Trujillo, que suscitaban el respeto absoluto del Capitolio, y terminó padeciendo funcionarios que ni siquiera pueden tolerar la presión de las preguntas de los periodistas.
Ahora bien, más allá de las salidas en falso de la Ministra, lo realmente preocupante es que la política energética del País está en manos de una funcionaria radical, incompetente, inexperta y arrogante. De este Minsiterio depende el rumbo de Ecopetrol, Isagen, la Agencia Nacional de Minería, la Agencia Nacional de Hidrocarburos, la CREG, entre otras entidades.
¿Quiénes van a ser los nuevos miembros de la Junta Directiva de Ecopetrol? ¿Respetará la Ministra Vélez las reglas de gobierno corporativo de la petrolera? ¿Qué perfiles se pondrán al mando de las electrificadoras del País? ¿Perderá la CREG su independencia técnica? ¿Cómo planea Vélez cubrir el déficit del Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles sin detonar un efecto inflacionario incontrolable?
No es muy prometedor lo que se viene…
Publicado: septiembre 14 de 2022
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