Siempre he defendido la tesis que en política hay que ser duro con las ideas y suave con las personas. El debate argumentativo es la esencia misma de la discusión sobre el funcionamiento del Estado, pero cuando esa tensión natural traspasa al paso de lo personal, es más que necesario poner ciertos límites.
Y sí, lo digo por lo que está sucediendo con la Ministra de Minas. Una funcionaria que quizás está ocupando un cargo que no es acorde a su perfil profesional, pero que ha sufrido un matoneo desproporcionado los últimos días.
Y sí, también es verdad que la Ministra ha dado papaya. La jefe de una cartera tan importante no puede dar declaraciones en público sin tener claras las cifras del sector, sin conocer el funcionamiento del Congreso ni dando a entrever que llegó al cargo a aprender. Esa es una equivocación de principiante que no se admite en la arena política y que hace presa a la funcionaria de la presión que está viviendo.
Sin embargo, creo firmemente que las críticas a su gestión deben enfocarse precisamente en eso, en su gestión, en la labor que desempeñe y las decisiones que tome, y no en cómo se viste o si confunde una palabra en una entrevista. Toda persona que tenga exposición mediática está expuesta a ese riesgo y creo que no hay político que nunca haya cometido un traspiés en una entrevista.
De hecho, este tipo de salidas en falso deberían quedarse en situaciones que susciten comentarios coyunturales, pero no en una obsesión de los medios que ya supera el ámbito profesional
Lo verdaderamente importante, y en lo que creo que se debe centrar la discusión en el País, es en la política energética que impulse la Ministra. En determinar el perfil profesional de los funcionarios que llegarán a las juntas directivas de las empresas que dependen del MinMinas, en cómo profundizar la generación de energías limpias, en saber qué piensa hacer el Gobierno para garantizar la soberanía energética de Colombia y en cómo ampliar las reservas de recursos naturales.
Además, en saber qué va a pasar con proyectos estratégicos como Hidroituango y en examinar si efectivamente la administración pretende importar gas de Venezuela y suspender la exploración de nuevos yacimientos de petróleo y gas.
Esos son los temas cruciales que se tienen que discutir. Las equivocaciones mediáticas de la Ministra son aspectos de forma que permiten la atención amarillista, pero lo que impactará a todos los colombianos son las decisiones de fondo que se tomen en el Ministerio.
Duro con las ideas y suave con las personas. Una frase tan sencilla, pero que debería ser la piedra angular en la que se cimienta el debate político en el País.
Publicado: septiembre 16 de 2022
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