Al igual que sucede con el sector vivienda, el turismo sufrirá graves consecuencias con la tributaria. El incremento de los costos y la eliminación de las exenciones hará imposible que esta actividad se convierta en el nuevo petróleo del País.
Como tal, Colombia logró pasar de 1.2 millones de turistas extranjeros en 2002 a 4.5 millones en 2019. Un incremento exponencial en las cifras a lo largo de 17 años que no solamente fue consecuencia del mejoramiento en las condiciones de seguridad, sino el resultado de la política tributaria que mantuvo el Estado frente a este sector.
Por ejemplo, al inicio del Gobierno Uribe se estableció que los hoteles que se construyeran o remodelaran no pagarían impuesto de renta por 30 años. Un incentivo bastante generoso que permitió que las grandes cadenas hoteleras pusieran sus ojos en Colombia y trajeran millones de dólares en inversión.
Posteriormente, durante el Gobierno Santos se implementó un incentivo semejante por 20 años y finalmente, en la administración Duque, se fijó una tarifa de renta diferencial del 9% para el sector, con un énfasis en prorrogar los beneficios si las inversiones se concentraban en municipios de menos de 200.000 habitantes.
Además, para facilitar la recuperación post pandemia, durante 2021 y 2022 se eliminó el IVA a buena parte de los servicios turísticos, lo cual hizo posible que el año pasado se registraran cifras cercanas al 2019 y el número de empleos dependientes de esta actividad económica llegara a 930.000.
Sin embargo, inexplicablemente todo esto se acaba con la reforma tributaria. El proyecto no solamente no prorroga los beneficios que existen en materia de IVA que van hasta el 31 de diciembre de este año y que alivian notoriamente el bolsillo de las familias, sino que elimina todos los incentivos descritos anteriormente.
De hecho, gracias a la iniciativa la tarifa de renta a cargo del sector pasará del 9% al 35%, con lo cual Colombia perderá por completo el atractivo que actualmente tiene para las grandes inversiones en infraestructura hotelera.
Todo esto, lógicamente, encarecerá los costos de producción de las empresas, quienes terminarán trasladando ese mayor valor al usuario vía tarifa. Una realidad bastante dramática que se suma a una inflación que terminará el año por encima de los dos dígitos y que dificultará que las familias puedan destinar recursos a gastos no esenciales como los viajes.
En últimas, la tributaria hace todo lo posible para que el turismo no sea el nuevo petróleo de Colombia. Si con los beneficios tributarios existentes el País tardó 17 años en aumentar el número de visitantes extranjeros en 3 millones, pasarán demasiadas décadas en lograr los 12 millones de turistas de los que tanto hablaba Petro en campaña como fórmula mágica para sustituir los recursos que genera la industria de los hidrocarburos.
Publicado: agosto 31 de 2022
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