Iván Duque gobernó con muchos factores en contra. Su paso por el Ejecutivo fue traumático desde el primer momento por cuenta de la agresiva oposición que decretó la extrema izquierda encabezada por Gustavo Petro.
Duque no tuvo la llamada “luna de miel” de que gozan todos los gobernantes. A la virulencia del socialcomunismo, se sumó el sadismo de los terroristas. Cinco meses después de su posesión, la banda ELN detonó una bomba en la Escuela General Santander, donde fueron asesinados 21 cadetes.
El presidente saliente recibió un país descuadernado como consecuencia del acuerdo con las Farc, aprobado en contravía de la voluntad del pueblo que votó por el NO.
La economía estaba en su peor momento y las arcas públicas fueron saqueadas a más no poder por el gobierno de Santos.
Sobrevino la pandemia que cobró la vida de más de 140 mil colombianos de los 627 mil contagiados. El sistema de salud no estaba preparado para enfrentar semejante tragedia.
El gobierno no se amilanó. Puso en marcha un plan nacional para hacerle frente a la crisis que afectaba a millones de ciudadanos.
Iván Duque culmina su mandato con más de 86 millones de vacunas aplicadas mientras adoptaba las medidas necesarias para recuperar a la economía nacional. La estrategia fue positivamente calificada, al punto de que Colombia ocupa el primer lugar del ranking de Bloomberg respecto del manejo de la pandemia. La totalidad de los empleos que se perdieron con ocasión del confinamiento fueron recuperados y el crecimiento de la economía el año pasado fue del 10.6%.
Los profesionales de la salud fueron los héroes en la lucha contra el COVID-19 y el gobierno así lo reconoció girando más de $400 mil millones de pesos en bonificaciones por sus servicios prestados, recursos que fueron destinados a más de 270 mil personas, entre profesionales, técnicos y tecnólogos del sector sanitario.
En seguridad, un asunto tan importante para el partido de gobierno, el gobierno arroja resultados significativos. Amplió en casi 22.5 mil el número de patrulleros de la Policía Nacional, e invirtió casi medio billón de pesos en el fortalecimiento de la capacidad de reacción y atención oportuna de la Policía. Se compraron drones de última tecnología, se construyeron nuevas estaciones e instalaron cámaras de seguridad en muchas ciudades del país.
Uno de los avances más importantes fue la aprobación, a comienzos de este año, de la ley de seguridad ciudadana norma que dota a la justicia de mejores herramientas para la lucha contra la delincuencia.
Durante el cuatrienio que termina, 180 cabecillas de grupos armados organizados fueron dados de baja o capturados. Tres bandas de altísima peligrosidad -Caparros, Pelusos y Puntilleros- desaparecieron del mapa.
Una de las principales dificultades con la que tuvo que lidiar el presidente Duque fue la prohibición de la corte constitucional para utilizar glifosato contra los cultivos ilícitos. Sin ese eficaz herbicida es imposible acabar con la tragedia de la coca. No obstante, el gobierno, al implementar una ambiciosa tarea de erradicación manual, logró revertir la tendencia creciente en el número de hectáreas cultivadas. Se incautaron más de 2 mil toneladas de cocaína y se destruyeron 20 mil laboratorios para el procesamiento de la misma.
La extradición, que es sin duda la herramienta más eficaz de cooperación judicial para castigar el narcotráfico, fue honrada por el gobierno saliente: 660 delincuentes fueron enviados a otros países, la mayoría a los Estados Unidos, para responder por múltiples delitos.
Los críticos que tuvo Duque en su partido no le perdonan el no haber extraditado al narco ‘Sántrich’. Lo cierto es que el presidente no tenía la facultad para hacerlo, pues la tanto la JEP como la corte suprema de justicia hicieron todo lo posible para facilitar la fuga de ese criminal hacia Venezuela, país donde terminó sus días en un ajuste de cuentas propio de los mafiosos.
Otro gran avance del gobierno y al que desafortunadamente no se le hizo el despliegue correspondiente tiene que ver con la infraestructura.
La ministra de Transporte fue una de las funcionarias más calificadas y eficientes del gobierno saliente. Se entregaron 10 autopistas de cuarta generación -las denominadas 4G-, se inauguró el famoso túnel de La Línea, se construyeron 60 obras adicionales para culminar el proyecto del cruce de la cordillera central.
Los gobernantes perfectos no existen. Sus ejecutorias al frente de los Estados siempre serán insuficientes, pues las demandas ciudadanas son inagotables. Bien vale traer a colación el lúcido planteamiento del historiador francés Maurice Druon, autor de Los Reyes Malditos: “De todas las actividades humanas, la de gobernar a los semejantes, aun siendo la más envidiada, es la más decepcionante, porque nunca tiene fin y no permite al espíritu reposo alguno. El panadero que ha sacado su hornada, el leñador ante la encina abatida, el juez que acaba de ordenar un arresto, el arquitecto que ve poner el remate a un edificio, el pintor una vez terminado su cuadro, pueden, al menos por una noche, gozar de esa tranquilidad relativa que produce el esfuerzo terminado. El gobernante jamás. Apenas parece allanarse una dificultad política cuando otra, en gestación mientras se solucionaba la primera, exige atención inmediata…El ejercicio del poder sólo es comparable al de la medicina, que conoce igualmente ese encadenamiento sin tregua, esa primacía de urgencias, esa constante vigilancia de los trastornos benignos que pueden ser síntomas de lesiones graves, en fin, ese perpetuo compromiso de la responsabilidad en terrenos donde la sanción depende de circunstancias futuras…”.
El gobierno de Iván Duque fue bueno. El país avanzó a pesar de las circunstancias. Él ejerció el poder con responsabilidad, con sabiduría, con ponderación. Su temperamento tranquilo le permitió tener la lucidez para tomar decisiones acertadas en momentos difíciles. Quienes hoy lo critican, más temprano que tarde estarán reconociéndole sus logros, y el país que está a punto de ingresar al horripilante túnel del socialcomunismo, echará de menos el talante democrático y civilista de quien fue su jefe de Estado hasta las 3 de la tarde del 7 de agosto de 2022.
Publicado: agosto 4 de 2022
Mucha salameria, diga lo que hizo mal, este gobierno no fue alicia en el pais de las maravillas, que sesgados
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