Finalizó la campaña presidencial más virulenta; tal vez, la injerencia de las redes sociales en la vida de los ciudadanos alteró como nunca la tradicional forma en que los candidatos se comunicaban con los electores para dar paso al rumor, a la manipulación, a la suposición, al engaño, a lo insustancial.
El 51% de los ciudadanos que acudieron a las urnas decidieron que el nuevo presidente de la Republica es Gustavo Petro, ese resultado se acata y se respeta, ese es el proceder de los demócratas. La primera conclusión de las elecciones es que el país sigue dividido, fracturado, polarizado.
Los candidatos que llegaron a la segunda vuelta presidencial no lograron apaciguar las aguas, por el contrario, esas tres semanas de campaña fueron más turbias y agotadoras, cada día superaba al anterior en asquerosidad. La gente estaba tan harta de que no veían el día que acabara la campaña donde los candidatos generaron más miedos y dudas que certezas.
La última semana he recibido varias llamadas de amigos y personas que ocasionalmente consultan mí opinión; llamadas indagando por los resultados, por la elección de Petro, demasiada incertidumbre y angustia entre ellos. Mi posición: tranquilidad, reflexión, leer lo que pasó, firmeza para lo que viene.
¿Y qué se viene?
En respeto al nuevo gobierno creo que es necesario esperar su posesión, conocer su gabinete, leer sus primeros proyectos de ley, y los más importante, esperar como será su comportamiento como presidente porque hasta hoy solo lo hemos conocido como un radical opositor del uribismo y del establecimiento.
Este gobierno como todos necesita oposición, el unanimismo que se teje entorno a la propuesta de un acuerdo nacional, que en palabras del académico León Sandoval, “no es más que el último llamado para abordar un avión por despegar…” no le hace bien al nuevo gobierno, ni al país, ni menos a una democracia fisurada como la nuestra.
Se supone que la oposición -eso lo indica el estatuto de la oposición- debe ser liderada por el en excandidato Rodolfo Hernandez, pero mi cercanía con él y su círculo de asesores, sentencia que su estadía en el Senado de la República será por poco tiempo: su edad, su talante, sus formas, y también su procesos judiciales, lo llevaran finalmente a la renuncia.
La oposición será asumida finalmente por el Centro Democrático, la cual debe ser constructiva y argumentativa, lo que no implica que no sea firme y contundente, se necesita. La oposición ciudadana debe ser trasversal. A los de a pie nos corresponde defender líneas inamovibles como la propiedad privada, la libertades personales y económicas, la democracia, los valores constitucionales que nos rigen, el imperio de la ley que no puede ser coaptado por ideologías ni menos por los partidos políticos, y finalmente, defender con firmeza la discrecionalidad que tenemos en la educación familiar de nuestros hijos que no pueden ser abordada por el gobierno ni por Estado.
Por los demás, esperar… prudencia, respeto, y firmeza.
Publicado: junio 29 de 2022
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