Si Gustavo Petro se aplica a estimular el desarrollo de las fuerzas productivas en aras del crecimiento económico y a desarrollar de modo eficiente políticas sociales sin el lastre de corrupción que viene afectándolas, pensando más en reducir la pobreza que en perseguir a la riqueza, podrá pasar a la historia como un gran gobernante de Colombia.
Pero si da rienda suelta a los delirios del marxismo cultural y el globalismo a los que ideológicamente está afiliado, perseverando en los dislates que poblaron sus arengas como candidato, los resultados de su gestión serán desastrosos para el país y harán que se lo catalogue como uno de los peores presidentes que hayan ocupado el solio de Bolívar.
A él le toca elegir el camino, a sabiendas de que una cosa es prometer al calor de las aglomeraciones en plazas públicas y otra muy distinta actuar para obtener los resultados que se apetecen. Como bien se sabe, del dicho al hecho hay mucho trecho.
Nadie ignora que Petro se formó en los dogmas marxista-leninistas. Integra las huestes del Socialismo del Siglo XXI, que es un comunismo de nuevo cuño nutrido de componentes ideológicos provenientes de Gramsci, la Escuela de Frankfurt, los deconstruccionistas franceses y el globalismo patrocinado entre otros por Soros. Es decir, una mezcla tóxica.
A los interesados en conocer más a fondo la ideología de la Nueva Izquierda les recomiendo el libro de Nicolás Márquez y Agustín Laje que lleva por título «El Libro Negro de la Nueva Izquierda«. Lo complementan leyendo «El Inicio de la Nueva Izquierda y de la Escuela de Frankfurt«, de Cristian Rodrigo Iturralde.
La Nueva Izquierda que en ellos se examina promueve una profunda revolución cultural en buena medida animada por la revolución sexual que alentaron sujetos depravados como Wilhelm Reich (vid. (99+) La revolucion sexual Wilhelm Reich | Wilmar Tin – Academia.edu) o Alfred Kinsey (vid. Alfred Kinsey was a pervert and a sex criminal – LifeSite (lifesitenews.com)).
Un estudio a fondo de la revolución sexual que está minando a Occidente se encuentra en la obra de E. Michael Jones titulada «Libido Dominandi: Sexual Liberation and Political Control«. También puede consultarse el libro de Gabriele Kubi, «The Global Sexual Revolution: Destruction of freedom in the name of freedom«.
Invocando la tesis marxista de la emancipación humana frente a todo condicionamiento incluso de la naturaleza, esta revolución cultural pretende destruir el orden de las buenas costumbres, comenzando por el familiar, que ha sido el cimiento de la civilización tal como la conocemos. Esa tarea disolvente viene aupada por la ONU y, como los legisladoras nacionales suelen mostrarse reticentes para llevarla a cabo, a menudo se la encomienda a los organismos judiciales y ejecutivos tales como los ministerios de salud y de educación. La iniciativa de crear un Ministerio de la Igualdad para que Francia Márquez despliegue sus prospectos de feminismo radical que cuentan con el apoyo de las rabiosas feministas norteamericanas, ilustra sobre el compromiso de Petro con estas muy discutibles ideas. Ya trató de impulsarlas como alcalde de Bogotá y es de esperar que prosiga en esos malignos propósitos como presidente de Colombia.
Hay también en Youtube un video muy inquietante bajo el título de «Lo que nadie dice sobre Gustavo Petro y el futuro de Colombia«. Su tema principal es el compromiso de Petro con el globalismo y específicamente con Soros y los Rockefeller.
Acerca de lo que significa el globalismo conviene escuchar a Omar Bula Escobar pulsando el siguiente enlace (629) OMAR BULA ESCOBAR- QUE ES EL GLOBALISMO? FEBRERO 02 DE 2022 – YouTube.
Uno de los temas favoritos del movimiento globalista es el cambio climático y no es por mera coincidencia que la prédica de Gustavo Petro esté enfocada precisamente en lo que él denomina la justicia ambiental, que promueve una transición energética que él quiere acelerar reduciendo drásticamente la dependencia del petróleo y el carbón. Sus planteamientos ilustran de modo fehaciente sobre la coyunda que le tienen montada esos poderes transnacionales. Al fin y al cabo, no es improbable que los cuantiosos fondos que demandó su larga campaña presidencial hubieran provenido en buena parte de allí.
El globalismo promueve no sólo la limitación del crecimiento de la población humana, a la que se sindica del desorden ambiental, sino su reducción. Una de sus tendencias se encuentra reflejada en el pavoroso «Informe Kissinger«. Dentro de sus planteamientos básicos está que hay que controlar el acceso de las poblaciones subdesarrolladas a los recursos que ellas poseen y necesitan las del primer mundo. Ese control puede llevase a cabo de distintos modos que implican la instauración de regímenes de tinte totalitario. Su modelo es el cubano: una población sometida a un régimen de mera subsistencia, que crece al mínimo, sin acceso a las comodidades de los países más avanzados, sin libertades públicas garantizadas y oprimida por una elite voraz e implacable.
El libro de Carl Amery que lleva por título «Auschwitz: ¿comienza el siglo XXI?, Hitler como precursor» ilustra sobre el trasfondo ideológico de estas tendencias que, so pretexto de proteger nuestra casa común, aspiran a empobrecer y reducir el tamaño de la población humana en beneficio de unas oligarquías despiadadas.
La luna de miel con el tándem Petro-Márquez debe observarse «cum grano salis». Hay que matizar el ambiente optimista que suscitan unos medios ávidos de mermelada, con una visión más ajustada a las realidades. El nuevo presidente no procede de las filas de la izquierda liberal ni de las de la social-democracia europea. Su matriz ideológica se nutre de distintas variantes que en últimas proceden del pensamiento comunista. Hay que decirlo sin tapujos: no es un izquierdista puro y simple el que ganó las elecciones, sino un comunista mondo y lirondo. Que obre con cautela, será otra cosa.
Jesús Vallejo Mejía
Publicado: junio 28 de 2022
3.5
4.5