Culminan las elecciones y la llamada “derecha” colombiana tiene el deber de iniciar un proceso serio de reorganización. Si gana Hernández, adoptar una posición crítica frente al gobierno apoyando los asuntos fundamentales para el progreso nacional y oponiéndose a todos los movimientos que pueda hacer la administración y que vayan en contravía de los intereses superiores de la nación.
Empero, si el ganador es Petro, el único camino viable será el de la resistencia. Un gobierno socialcomunista no le brindará ninguna garantía a la oposición democrática. Los que no estén con Petro sufrirán una brutal y despiadada persecución. El panorama para los críticos de Petro es nefando: cárcel, muerte o destierro.
El Centro Democrático, partido que despertó la esperanza en millones de colombianos, entró en un acelerado proceso autodestructivo. Buena parte de la crisis del CD se debe a la errada decisión de acabar con la lista cerrada, esa misma que tan buenos resultados arrojó en las elecciones parlamentarias de 2014.
La unidad de partido, la solidez ideológica se fue al traste cuando se resolvió abrir las listas. Aquello, acabó con la disciplina de partido y los elegidos en vez de actuar como subordinados de la colectividad, se convirtieron en actores independientes que se creyeron “dueños” de sus respectivos escaños.
Es descomedido pretender que el presidente Uribe siga cargando sobre sus hombros la responsabilidad de liderar a la derecha. Él ha sido infamemente sometido a una campaña de desprestigio que ciertamente ha causado un grave daño a su reputación y buen nombre.
La “derecha” tiene 4 años para reorganizarse, para identificar líderes reales con alta capacidad de convocatoria, que puedan exponer con claridad las ideas y que gocen de la más alta credibilidad y respetabilidad.
Uribistas, conservadores, liberales no de izquierda, tienen que trabajar por un objetivo común: la defensa del régimen de libertades, la defensa de un Estado que no intervenga en absoluto en los asuntos de las personas. En resumidas, en la defensa de la llamada democracia liberal.
Bien vale la pena mirar el estupendo trabajo que viene adelantando el dirigente argentino Javier Milei bajo el slogan La libertad Avanza.
La izquierda cercena los espacios de la gente; amplia las funciones del Estado. Se arroga funciones que no le corresponden. Un eventual gobierno de Petro significará un desproporcionado ensanchamiento del aparato estatal. Mayor burocracia, mayores responsabilidades a cargo del erario, menor libertad y, por supuesto, nuevas trabas para el emprendimiento particular.
Manos a la obra. Si por cosas del destino Colombia se salva de caer en el inmundo pantano socialista en las elecciones del 19 de junio, lo hará dentro de 4 años si los dirigentes de la derecha no se ponen a trabajar con disciplina y grandeza pensando en convertirse en una alternativa viable en el futuro inmediato.
Publicado: junio 7 de 2022
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