Estamos a una semana de seguramente las elecciones más importantes de la historia reciente de Colombia, donde vamos a definir nuestro futuro no por los siguientes cuatro años si no de los treinta que siguen, esperamos posiciones firmes de nuestros líderes.
Es claro que muchos colombianos no quedamos satisfechos con quienes pasaron a segunda vuelta electoral. De hecho, los votos sacados por los dos candidatos el 29 de mayo representan solamente el treinta y siete por ciento de las personas aptas para votar, un sesenta y tres por ciento votó por otros candidatos o no votó.
Históricamente la abstención electoral en el país es de alrededor del cincuenta por ciento, en esta ocasión votó el cincuenta y seis por ciento, una cifra que, aunque parecida es alta frente a los datos recientes. La apatía en las elecciones siempre ha sido el candidato más votado.
Para esta segunda vuelta se aspira que vote un sesenta por ciento de los colombianos, que ellos decidan quién será la persona que guíe nuestro destino y nuestro futuro. Se puede decir que los dos representan el cambio, ninguno representa a los partidos tradicionales. Estos quedaron en la lona en la primera vuelta. Tampoco representan la sensatez ni la preparación. Más bien representan el populismo y la poca cultura ciudadana de verdaderamente leer y entender cuál es el mejor candidato y las mejores propuestas para nuestro futuro.
Teniendo en cuenta todo lo anterior lo mínimo que debemos pedirles a nuestros líderes es que tomen posiciones fuertes frente a nuestro futuro, que nos muestren el camino menos complicado, que no nos saquen el mal llamado cuatro letras y definan votar en blanco, voto que es inane, que no sirve para absolutamente nada, que al parecer fue incluido en el tarjetón por error y seguramente no será ni contabilizado.
Estamos acostumbrados en la segunda vuelta a votar más en contra de alguien que a favor de unas ideas. Es por eso que al candidato de la izquierda radical le termina favoreciendo el voto en blanco. Él tiene un techo más bajo. No tiene cómo seguir creciendo. Entonces cada voto en blanco representa un voto menos para su contrincante. Obviamente su campaña viene promoviendo este voto fuertemente con perfiles falsos y campañas de bajo nivel.
Nuestra intelectualidad y algunos lideres que en su mayoría siente no debe votar por un candidato populista o que ninguno de los dos lo representan, que han decidido votar en blanco, indirectamente terminarán votando por el candidato de la izquierda, el que quiere robarnos nuestro ahorro pensional, expropiar nuestros activos y llevarnos por la senda de ese socialismo del siglo XXI que tanto daño ha hecho a nuestros vecinos; convertir a Venezuela, el país más rico del continente, en el que tiene mayores índices de pobreza no ha sido una proeza fácil y lo lograron.
Hace cuatro años un líder con grandes posibilidades de regir nuestra patria decidió no tomar posiciones para la segunda vuelta y se fue a mirar ballenas. Hoy en día la opinión pública lo castigó por tibio, por no mostrar el liderazgo y su votación fue inocua. Invito a los colombianos a no votar en blanco, a mostrar su liderazgo y su posición firme frente a los riesgos que tenemos en la punta de nuestra nariz. Colombia necesita nuestro voto firme.
Publicado: junio 13 de 2022
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