Respetado ingeniero,
Confieso que desde que arrancaron las campañas con miras a la primera vuelta, percibí su candidatura como una iniciativa irreverente destinada a concientizar al país de las grandes falencias que tiene nuestro sistema; y aunque me gustó que concurriera ese tipo de campaña, no opté por Usted.
Poco a poco iba siendo testigo —como todos— de su vertiginoso ascenso en el corazón de los colombianos. —¡Interesante! -Me dije. Pero seguía sin verme apoyándolo, pues después de que el Dr. Zuluaga retirara su candidatura, sentí más identidad con Fico Gutierrez, un ciudadano ejemplar que con su propuesta, su humildad y su lenguaje sencillo, se ganó mi simpatía.
Hoy, visto que solo quedan dos candidatos, uno podría, por pragmatismo, facilismo o simple antipetrismo, votar por Usted sin analizar a fondo lo que propone o representa. Sin embargo, me niego a aceptar que una decisión tan importante como el voto de confianza para manejar el destino de un país, se fundamente en frivolidades o rechazo al detractor. Creo seriamente que el voto debe ser en pro de algo y no en contra de alguien. Por ello, me di a la tarea —después de la primera vuelta— de estudiar su propuesta.
Antes de contarle el resultado, le aviso que soy uribista. Sí, un uribista con todas las letras. Es decir, hago parte de esos millones de colombianos que agradecen a Uribe lo bueno que hizo por Colombia. Un uribista que no esconde su uribismo por mucho que lo quieran satanizar, pues el uribismo no es más que una expresión de gratitud con quien salvó a Colombia en los momentos más aciagos de la Patria. Con quien no permitió que se impusiera el terrorismo. Y ello, respetado ingeniero, no es motivo de vergüenza sino de orgullo.
Pues bien, al estudiar su plan de gobierno y las propuestas que ha expuesto en diversos escenarios, le cuento que a pesar de no estar de acuerdo con todas, hay unas que llamaron mi atención y que me hacen votar con gusto por Usted. En síntesis, me ilusiona su intención de cancelar el gasto público superfluo, de dar una lucha frontal y definitiva contra la corrupción, de simplificar el sistema tributario, de trabajar por transformar la educación mediante —entre otras acciones— el paso de una medición cuantitativa a un análisis cualitativo de nuestros docentes, de fomentar la autonomía real de las entidades territoriales, de trabajar duramente por lo que es la verdadera inclusión (especialmente la de las personas en condición de discapacidad), de incentivar el emprendimiento digital, de fortalecer la relación Universidad – Empresa – Estado mediante ‘clústeres’ que generen incentivos económicos para la investigación que conduzca a nuevas patentes, de estructurar una política de turismo experiencial (gastronómico, salud, medicina estética, industrial, en productos de origen), entre otras propuestas que indican que Usted no está improvisando, que tiene un plan y que está dispuesto a trabajar para hacerlo realidad. Sumado a esto, analizo su pasado y veo más aciertos que fallas, más luces que sombras, lo cual habla bien de Usted. Creo que su éxito como empresario y su paso por la alcaldía de Bucaramanga, son muestras claras de sus capacidades para liderar un interesante proceso de transformación. Eso me genera confianza.
Como ciudadano colombiano, estoy decidido a votar con entusiasmo por Usted; y como uribista, le pido que no menoscabe mi apoyo, que lo acepte con generosidad y sin vergüenza, que crea cuando le aseguro que hay dinámicas de la política tradicional que me repugnan tanto como a Usted y que este apoyo no es más que otro espaldarazo para que ayude a acabar con los vicios que tanto frenan nuestro desarrollo.
Con respeto y sincero afecto,
Publicado: junio 3 de 2022
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