El próximo domingo, un poco más de 39 millones de colombianos estamos llamados a elegir al próximo presidente de la República. Son unas elecciones definitivas en un país que, a pesar de las muchas amenazas que ha tenido que soportar, ha sabido defender la democracia como uno de sus valores más preciados.
Colombia no es tierra fértil para la tiranía. Nuestra sociedad ha podido dirimir sus diferencias a través del debate de las ideas, eligiendo libremente a sus gobernantes y representantes en los cuerpos colegiados.
Pero esta vez, como nunca antes se había visto, la democracia está a punto de caer en una red de la que no podrá zafarse con facilidad.
Por eso, ‘Fico’ además de su estupendo programa de gobierno, nos ofrece lo más importante: libertad. Como dirigente, es consciente de los grandes problemas que aquejan a nuestra nación. Nos ha planteado una serie de iniciativas que son esenciales para irlos superando paulatinamente, sin dar un salto al vacío, ni empeñar el futuro de la República.
Tenemos que trabajar para apaciguar los ánimos, para apagar esa hoguera de odio que ha encendido y alimentado el iracundo discurso del socialismo. El progreso se interrumpe cuando la sociedad se fractura y las controversias democráticas son presentadas como escenarios en los que hay vencedores y vencidos.
Que el miedo por lo que dicen las encuestas no nos inmovilice. Es previsible que las elecciones se definirán en la segunda vuelta, así que, por ahora, tenemos el deber patriótico de salir a votar el domingo, de convencer a los que aún están indecisos y a los que, por apatía, no quieren participar. Entre más colombianos vayamos a las urnas, más contundente será el mensaje y, por ende, el mandato que le habremos de dar a ‘Fico’ quien, además de gobernarnos, tendrá el inmenso desafío de garantizar que el cuatrienio por venir sea pacífico y que los promotores de la violencia y los desórdenes sean castigados con la contundencia que corresponde.
La inmensa mayoría de colombianos está hasta la coronilla de la pugnacidad y la crispación sembradas por la izquierda. Durante todos estos meses que he estado en campaña, hablando con mis coterráneos, conociendo sus opiniones, oyendo sus sueños y anhelos, me han servido para confirmar lo grandes que somos; nuestra pujanza, nuestra perseverancia y nuestra fortaleza ante las adversidades.
Tengo la gran convicción de que muchísimos compatriotas han sido utilizados, engañados, manipulados por Petro. Hombre perverso que vivifica el odio. Operador insensible que juega con las ilusiones de millones de jóvenes a los que les ha sembrado la semilla del rencor, haciéndoles creer que a través de la revolución se logrará un mejor futuro, cuando en realidad los está conduciendo hacia la miseria y el abandono.
Vamos a ganar estas elecciones y lo primero que tenemos que hacer es tender nuestra mano generosa a quienes hoy nos ven como sus “enemigos”. Con amor y perseverancia desmoronaremos esas falsas percepciones que fueron enquistadas en sus corazones porque entre todos vamos a pasar esa horrible página de la lucha de clases en la que nos tiene inmersos el socialcomunismo.
Publicado: mayo 23 de 2022
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