Colombia necesita a un líder, no a un tipo buena persona que se tome fotos a diestra y siniestra con quien se le cruce por delante, ni a un entusiasta que grite a los cuatro vientos que “vamos a ganar”.
Las amenazas que se ciernen sobre el país son más grandes de lo que muchos, incluido el candidato Gutiérrez, alcanzan a dimensionar. La solidez de Petro es real y no es prudente caer en la trampa de soslayarla a través de mensajes tontarrones en las redes sociales.
No está de más que en este mes que falta de campaña, los escépticos repasen los muy vigentes análisis del economista austriaco de comienzos del siglo pasado Friederich Hayek, particularmente su obra más importante, ‘Camino de Servidumbre’, para visualizar lo que le ocurrirá a Colombia en un gobierno de Gustavo Petro, donde claramente se establecerán toda suerte de controles y planificaciones al sistema económico, con lo que la libertad democrática quedará totalmente diezmada.
Con gran lucidez, Hayek anota en uno de los apartes de ‘Camino de Servidumbre’ que “…la planificación [económica] conduce a la dictadura, porque la dictadura es el más eficaz instrumento de coerción y de inculcación de ideales y, como tal, indispensable para hacer posible una planificación central en gran escala…”.
El modelo económico de Petro se centra en la planificación, en la intervención abusiva del Estado en las actividades propias de la iniciativa privada, en la hiperregulación de los medios de producción, con la errada convicción de que siguiendo esa senda -cuya ineficacia está ampliamente probada- se ampliará la capacidad productiva de la nación con lo que se reduciría la pobreza, tesis manida que resulta envolvente en el discurso, pero que es imposible a la hora de su aplicación.
La amenaza socialcomunista de Petro está perfectamente diagnosticada. De nada sirve insistir en resaltar las muchas máculas de su biografía, pues aquello no genera malestar en quienes han hipotecado su intención de voto hacia el candidato del llamado ‘pacto histórico’. Y los grandes medios de comunicación, acomodados como siempre -seguramente esperando ríos de dinero por cuenta de la pauta pública- se han encargado de restarle importancia al concierto para delinquir en que se ha convertido esa campaña en la que comparten tarima con el exterrorista Petro, sujetos de la más baja calaña como la traficante de secuestrados Piedad Córdoba -supuestamente apartada de la campaña-, Roy Barreras -investigado por el desfalco a la ESAP y por meter sus inmundas manos en los recursos de la salud-, Armando Benedetti, uno de los peores delincuentes de la política nacional, Julián Bedoya Pulgarín, falsificador de títulos profesionales, ladrón de armas de fuego y heredero político de Cesar Pérez García, condenado por ser el determinador de una masacre.
Lo cierto es que un importante porcentaje del electorado se ha inclinado hacia Federico Gutiérrez, por simple y elemental miedo. Ven en esa candidatura un puerto seguro desde el que se puede impulsar una posibilidad para atajar a Petro. Pero eso no es suficiente y Gutiérrez, si no lo sabe, debería empezar a asimilarlo. Un candidato presidencial tiene el deber de inspirar, de despertar ilusiones, de congregar a través de un programa sensato, útil y, por ende, atractivo. Está muy bien que sea amable, simpático, afectuoso y hasta cariñoso. Esos elementos de su personalidad son valiosos. Pero es importante que le imprima sustancia a su campaña, que integre un equipo con peso político específico generador de confianza. Que los ciudadanos tengan la certeza de que están depositando su futuro en un hombre de Estado y no en un dirigente con una mirada provincial a los asuntos nacionales.
¡Claro que Gutiérrez puede ganar! Pero para alzarse con la victoria tiene que meterle un gran impulso a su campaña. Sobre sus hombros recae la gran responsabilidad de hacer una gran convocatoria nacional que se imponga en las urnas y que sea capaz de contener la barbarie criminal que seguramente estimulará Gustavo Petro que ha dado sobradas muestras de no ser un hombre respetuoso de los veredictos populares.
Publicado: mayo 2 de 2022
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