Para mí, tal vez, uno de los episodios más relevantes donde la oscuridad se apoderó de las tinieblas es el de Judas con su traición a Jesús por un puñado de monedas.
En Colombia, ejemplos de Judas, de oscuridad en las tinieblas, nos sobran. Comenzando por el amoral gobierno de Juan Manuel Santos, para terminar en el de Ernesto Samper y su proceso 8.000.
Nos convertimos en aquello que pensamos, sostienen Dyer – Hicks, en el Universo oye lo que siente, 2017.
Con una ignorancia supina, Colombia cayó en la oscuridad de las tinieblas porque se ha convertido en lo que piensa.
Pareciera que Colombia estuviera siendo gobernada por Hades.
En el antiguo testamento, el Hades es caracterizado como tierra amplia, negra, fría y espaciosa, en la que se considera que viven todos los que mueren, todos los que tienen una vida triste, de sombras, sin poder ver la luz del sol (ver José Rodríguez Rodríguez, La oscuridad del nuevo testamento, 2016).
La anterior introducción para comentar sobre lo acontecido la semana anterior durante la jornada de paro nacional.
Una definición sencilla de la RAE sobre las tinieblas consiste en afirmar que: las tinieblas constituyen un lugar real o imaginario que se caracteriza por lo lúgubre, lo macabro, teórico o sombrío.
En eso, se ha convertido Colombia.
Un país, junto con su sociedad, que ha caído en un imaginario real donde la realidad supera la ficción, como decían en la buena época de La Luciérnaga del Doctor Hernán Peláez.
Colombia, cayó en un lugar lúgubre, fúnebre, pavoroso, desagradable, lamentable.
Un ejemplo de ello, es en la anarquía y caos vivida en Medellín, Cali y Bogotá durante esos días de paro sangriento, demencial, ante el silencio cómplice de las autoridades locales. Y, del gobierno nacional.
El alcalde de Cali, Ospina, por ejemplo, ni sola voz de solidaridad con las personas afectadas por los actos de terrorismo urbano producido por los angelitos de la primera línea quienes sin contemplaciones quemaron todo un hotel, Hotel Luna Park, porque, dicen ellos, que ahí se alojaban los miembros del Smad.
En Bogotá, de la mano de Dios, porque si es de la mano de Yo, Claudia, junto con su inexistente secretario de seguridad, Aníbal Fernández de Soto; quienes han entregado a la primera línea y a la minga del Cauca, el parque Nacional convertido en un lugar de microtráfico, consumo de drogas y demás.
Un bronx, en el parque Nacional.
Pero, si en el parque Nacional se vive la anarquía y el caos, las Universidades Nacional, Pedagógica y Libre; sí que cayeron en la oscuridad de las tinieblas.
Las universidades públicas se han convertido en campos de concentración para la formación de las milicias urbanas dentro de ese universo universitario tan degradante, tan decadente.
¿Cómo es posible que las autoridades rectoras de dichas universidades no hagan nada? ¿Cómo es posible que no se pronuncien cuando un joven que manipulaba explosivos dentro de la Universidad Nacional perdió su mano?
En algún paro anterior, en la Universidad Pedagógica, falleció un estudiante durante los violentos disturbios y a nadie le importó. Fue tal la macabra escena, que los mismos estudiantes no dejaban que ingresara el CTI de la Fiscalía para recoger el cuerpo del fallecido.
Hasta que las autoridades rectoras de las Universidades públicas no asuman con valentía la decadencia en que se han convertido sus instituciones de tal forma que se han convertido en lo que piensan.
Y, ni hablar de Medellín, caída en la oscuridad de las tinieblas gracias a pinturita y su corte.
Puntilla: Y, para terminar, la ex esposa de Gilberto Rodríguez Orejuela destapa la olla podrida de Ernesto Samper y su proceso 8.000. Colombia, se convirtió en lo que piensa.
Rafael Gómez Martínez
Publicado: mayo 3 de 2022
5