En la mente de Petro habitan toda suerte de fantasías. Basta con revisar las declaraciones que ha dado a lo largo de los años para confirmar una constante: ideas fijas, obsesivas y, por supuesto, fantasiosas. Eso, en psiquiatría se llama paranoia.
Lleva décadas diciendo que lo quieren matar. Cuando explica el porqué de su nombramiento como diplomático en Bélgica -durante el gobierno de Samper-, asegura que esa designación se produjo para salvarle la vida, cuando la realidad es que la negociación con el M-19 incluyó cupos de miembros de esa banda terrorista en el cuerpo diplomático. Él fue enviado a Bruselas, y al mismo tiempo Vera Grabe estuvo en España.
Hace unos 10 años aseguró que el coronel Alfonso Plazas Vega había participado directamente en las supuestas torturas que le hicieron cuando estuvo detenido en la ‘Escuela de Caballería’. Hizo la denuncia con bombos y platillos. A las pocas horas, tuvo que retractarse por cuenta de la fuerza de las evidencias: Plazas estaba en esa época en Europa adelantando cursos relacionados con la carrera militar.
Recientemente, un compañero de Petro en el grupo terrorista, Everth Bustamante, puso en duda que él hubiera sido torturado, dando a entender que esas supuestas agresiones jamás existieron y que son fruto de su inestable imaginación.
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Los problemas mentales de Petro no son una invención de la oposición. Por obvias razones de confidencialidad y de respeto por la intimidad, no se han revelado documentos clínicos que exponen la realidad sobre el cuadro depresivo del candidato de la extrema izquierda que ha encontrado en la victimización una salida a las crisis políticas. La más reciente es el improbado atentado terrorista que un grupo ilegal cuya existencia no se ha establecido por parte de las autoridades ejecutaría en su contra.
La revelación del plan surgió a las pocas horas de que el oscuro abogado Miguel Ángel Del Río confesara tener “infiltrada” la campaña de Federico Gutiérrez. La inverosimilitud del atentado aumenta al constatar que, en las últimas campañas presidenciales, curiosamente a comienzos de mayo, Petro ha anunciado atentados en su contra, tal y como se pudo establecer en su propia cuenta de Twitter. El 23 de mayo de 2010 escribió: “Una fiscal informa a mi campaña de una denuncia sobre un posible atentado de las Farc contra mi”. El 3 de mayo de 2018 denunció: “La fiscalía ha mantenido en silencio este atentado contra mi y la policía tiene los indicios, pero Néstor Humberto quería era (sic) que la sociedad se fijara en Duque con un anónimo”. Y la más reciente, de hace pocos días: “Lamentable que tenga que suspender la gira del eje cafetero. El paso de los sectores de la corrupción a pagar bandas de sicarios para mi eliminación física, muestra la desesperación política a la que han llegado”.
Un individuo con ese perfil y esos antecedentes criminales es capaz de cualquier cosa. Si fue capaz de participar en las atrocidades que cometió el M-19, no se amilanará a la hora de inventar o quizás de llegar al extremo de simular una acción terrorista para fortalecer su fantasiosa versión. Que los colombianos estén preparados porque en estas semanas que faltan para la primera vuelta, Petro seguramente hará algo impensado con tal de llamar la atención.
Publicado: mayo 5 de 2022
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