Es cierto que Fico despierta cercanía, carisma, naturalida, lo que le permitió ganar la consulta del “Equipo Por Colombia” sin exigirse a fondo. También es cierto que esa victoria lo dejó como el único candidato del espectro de centroderecha, liquidando la aspiración de Oscar Iván Zuluaga y Germán Vargas Lleras, quienes han probado experiencia y conocimiento en los temas de Estado.
Pero, ¿es suficiente la marca ‘Fico’ para ganar una de las elecciones más reñidas e importantes de la historia democrática del país?
Lo pregunto, porque hasta el momento no veo acciones (estrategias) de campaña para cautivar a los electores que no votaron por Fico en la consulta del 13 de marzo y que sí lo hicieron por candidatos al Senado y Cámara de Representantes de los partidos que soportaron la consulta de “Equipo Por Colombia”. Es lo primero por hacer.
Para ganar, la campaña de Fico no puede cometer el error de esperar a la segunda vuelta presidencial para meter en el frente de batalla (electoral) a los políticos: ellos pueden asistir a reuniones y prestarse para la foto que muestran adhesiones de partidos políticos con sus presidentes e integrantes de las bancadas congresionales, como ha ocurrido con el Partido Conservador y el Partido de la U, pero si no se hacen acuerdos programáticos y aplican pragmatismo con los que saben hacer política, ellos no se van a meter al fango donde se ganan las elecciones.
De igual forma, se requiere que la campaña de Fico tenga campañas diferenciales y transversales en las regiones. Cada región tiene su ADN político y electoral, su idiosincrasia, sus formas, sus maneras. No hay tiempo para corregirlas, o se adaptan o pierden. En algunas regiones existen alianzas políticas que no son el reflejo de los acuerdos nacionales, porque para varios políticos es más importante preservar el poder regional que vagar por preservar el nacional o por tenerlo.
Esa regla de creer que, con los empresarios, los mostrables, con los sin tacha moral ni ética, pueden ganar elecciones esta revaluada. En estas elecciones donde se juega todo, nadie va a jugar sin saber cómo son las reglas de juego, menos para mantener el estatu quo de unos pocos que utilizan las escaleras de los políticos y de la política para proteger sus intereses.
De igual forma, es equivocado jugar a creer que el miedo que despierta Petro es suficiente para ganar.
Es prioritario que Fico evolucione a Federico, al candidato que es capaz de proponer y solucionar la mayoría de los problemas que tiene Colombia, agudizados en la pandemia. Se necesitan propuestas entendibles para una ciudadanía que se queda con titulares, en las redes sociales, con lo que le dicen los validadores de opinión.
Para cautivar el voto de los 8.5 millones de personas que van a definir la presidencia se necesita más que puñitos y diminutivos, se requiere contenido, argumentación, imaginación, credibilidad en las propuestas que permitan probar que el único camino para solucionar los problemas sociales y de pobreza del país es fortaleciendo al empresariado pequeño, mediano y grande. Se necesita pedagogía para que el empleado entienda que la suerte de la empresa es también su suerte y la de su familia.
Gustavo Petro ya tiene el boleto en segunda vuelta porque entendió que quedarse en las formas es dialéctica del siglo pasado no le alcanzaba; esta en segunda vuelta porque esta subiendo a la tarima a todos los políticos que quieran subirse; Gustavo Petro puede ganar porque no se avergüenza de su ideología, de sus tesis, de sus amigos, de sus aliados.
En política electoral no se puede sentenciar nada o despreciar a nadie, y menos, cuando las encuestas proyectan un empate técnico en segunda vuelta entre Petro y Fico.
Publicado: abril 13 de 2022
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