Los empresarios, grandes, medianos, y pequeños, siguen ahí, mirando desde los graderíos a los políticos y activistas de centro derecha que dan la batalla en la arena democrática por ellos, mientras las columnas que sostienen el circo están a punto de derrumbarse.
Los empresarios están convencidos de que el agudo debate presidencial es un tema político entre el petrismo y el Uribismo, y cual sea el resultado en la elección, nada cambiara para ellos. Equivocados. El objetivo no es el Uribismo ni la derecha, el verdadero objetivo del petrismo son ustedes, sus empresas, sus activos, sus bienes.
A pesar de la pusilanimidad que caracteriza a los empresarios y sus diferentes gremios, sigo creyendo que uno de los deberes de quienes nos ubicamos en espectro ideológico de centro derecha o derecha política es la defensa de la propiedad privada, de las libertades económicas, de todo el sistema que permite que la economía de nuestro país gire entorno al sector privado, el cual es el mayor generador de empleo con garantías laborales.
Pero a pesar de esa motivación, es fundamental y perentorio que los empresarios se activen de inmediato, se sumen a esta batalla, que asuman como propia esta elección presidencial, que define como nunca el destino económico y democrático del país.
Seguir en esa pasividad, esperando pactar con Gustavo Petro sus derechos y beneficios que les ha permitido navegar en medio de las dificultades sociales y políticas que ha vivido el país desde hace 40 años, en especial las causadas por la pandemia, que golpe a los generadores de empleo y empleados con mayor rigor -crisis que fue atendida con prontitud y recursos por el gobierno del presidente Duque a través de programas como el PAEF, así no lo reconozcan- es de una estupidez de marca mayor.
Fundamental que los empresarios comiencen a hacer pedagogía entre sus empleados, proveedores, y con todos los ciudadanos que giran entorno a sus activades empresariales, para que entiendan la importancia de participar, convertirse en activistas, y votar por el único candidato que tiene la posibilidad política y estadística de derrotar a Petro como lo es Federico Gutiérrez.
No hacerlo, o abstenerse de participar, es correr la misma suerte que corrió el empresariado venezolano, o la zozobra que padece el empresariado peruano o chileno, que dejaron en manos de los políticos lo que les correspondía hacer también a ellos.
Esta columna no es un llamado de angustia, es un petición para que asuman su propia responsabilidad, para que defiendan inicialmente sus derechos, para que reaccionen y se sacudan, para que actúen con valentía en la defensa del país, para que defiendan la democracia y las libertades. Que no ocurra con ustedes el llanto de Boabdil, que “no lloren como mujer lo que no supieron defender como hombre”.
Publicado: marzo 22 de 2022
4.5
3.5
1
2.5
5