A pesar de los anuncios de muchos connotados economistas y de miembros del Banco de la República la inflación no cede, ya está por encima del 8% la de los últimos doce meses, y la de febrero del 2022 fue extremadamente alta, tanto en Colombia como en el mundo. Este aumento de precios se está convirtiendo en un problema serio y donde las recetas tradicionales no están sirviendo.
Sabemos que un aumento de precios desmedido es el impuesto más duro para las personas con menos recursos. Es donde más les pega. Tener cada día menos para comprar lo necesario es devastador, todo lo que se pueda hacer es valedero, pero cuidado con pensar en medidas que terminen restringiendo más la oferta. Por ahí no es.
Sigo insistiendo que este problema mundial tiene dos razones fundamentales:
La primera, una explosión de demanda. Apareció terminando la pandemia un mayor consumo, bien sea por aumento en los subsidios, ahorro que no se gastó durante el tiempo de guarda y por un cambio en los hábitos de consumo, muchas personas vieron cerca la muerte y por eso quieren disfrutar más la vida y por ende gastar más.
Segunda. Pero también hubo un problema muy grande por el lado de la oferta. Esta decreció por diferentes factores: cierre de industrias, disminución de producción, problemas de logística etc. Lo anterior se debe recuperar, pero nos va a llevar tiempo. Por ejemplo, el precio de la leche ha aumentado ostensiblemente. Se dejó secar el ganado por falta de demanda. Volver a hacer las vacas productivas toma tiempo. Debemos esperar.
Buena medida tomó el gobierno al bajar aranceles de productos que se utilizan para la producción de alimentos. Lo raro es que no lo haya hecho antes, o que estos insumos tengan impuestos. Definitivamente los impuestos encadenados hacen que muchos productos tengan precios absurdos. Cobrar impuestos a los insumos, a la producción y a la venta termina siendo el impuesto el valor más relevante de todo el bien, eso está mal.
Golpes de pecho se deben estar dando por el error del aumento tan alto del salario mínimo. Era lógico que este generara alzas altas en muchos bienes y servicios que de una u otra manera están atados a éste. Acordémonos que más del 50% de nuestra economía es informal y que ese aumento solo les genera más gastos y no más ingresos. Lo mismo pasa con el mantenimiento y aumento de los subsidios. La plata regalada se gasta y esto claramente aumenta la demanda aún más.
El Banco de la República seguramente acelerará la subida de tasas de interés. En algo ayudará. Pero no es suficiente. Se debe trabajar en equipo. No se puede por un lado fomentar la demanda y por otro restringirla. Es como echar leña al fuego. Quiéranlo o no, las medidas populistas, los subsidios han creado gran parte de este problema.
Si una inflación por estos niveles nos tiene pasando aceite, no me quiero imaginar lo que puede pasar si llega el populismo al poder, la emisión de billete, la expropiación de bienes y tierras productivas, el cierre de importaciones y la no producción de hidrocarburos puede coger esta economía y destrozarla en muy poco tiempo. Ojalá los colombianos dejemos de creer en falacias y mentiras y volvamos a pensar que solo el trabajo digno es el camino.
Publicado: marzo 21 de 2022
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