Desde que comenzó la campaña presidencial, muchos medios de comunicación han optado por cerrarle espacios al candidato del ‘Movimiento de Salvación Nacional’ Enrique Gómez Martínez, en una clara actitud sectaria. Se habla de democracia y de imparcialidad, pero al mismo tiempo se cercena la voz de un aspirante que tiene una interesante visión de país, con ideas y manifestaciones atractivas de gran provecho para Colombia.
Quienes le cierran espacios a Gómez dicen que lo hacen por la baja intención de voto que refleja en las encuestas. Es obvio que no registra porque los medios de comunicación no han permitido que la opinión pública lo conozca y oiga sus planteamientos.
Se trata de un hombre serio, con buenas ideas y argumentos sólidos. Eso se pudo establecer en el debate del lunes pasado organizado por RCN. De hecho, el encuentro, aburrido, poco dinámico, repetitivo, se salvó por cuenta de la participación de Gómez quien se puso por encima de las peleas menores e insultos entre los candidatos, insistiendo en presentar fórmulas concretas para la solución de los problemas del país.
Uno de los aspectos más interesantes del programa de Gómez es, precisamente, el de la reforma a la justicia. El Estado colombiano no podrá, en palabras suyas, luchar efectivamente contra la corrupción mientras la rama jurisdiccional no sea sometida a un cambio profundo.
En materia económica, las propuestas del aspirante que enarbola las ideas alvaristas son inteligentes y sensatas. El gasto público está desbordado y debe ser reducido al máximo. Propone incentivar la reactivación agrícola y cita el ejemplo del maíz. Hoy por hoy, Colombia importa 4 millones de toneladas de ese grano que bien podría ser cultivado en el país. Reactivar el agro significa, en criterio de Gómez, garantizar la seguridad alimentaria. Su programa de reactivación, en concreto, se mueve en 3 ejes fundamentales: enfriamiento de la economía aumentando las tasas de interés, reducción del gasto público y establecimiento de subsidios para todos los insumos agropecuarios importados.
Independientemente de las opciones electorales que tiene Enrique Gómez, su presencia en la campaña engrandece el debate. Su estilo, pero ante todo su preparación son fundamentales a la hora de construir un programa político, razón por la que cualquiera que sea el ganador de las elecciones de este año, con excepción de Petro, tendría en él -Gómez- un excelente compañero de gobierno.
Hace unos días, las directivas del agonizante periódico El Colombiano, maltrataron al candidato de ‘Salvación Nacional’, llegando al extremo inaceptable de impedir su ingreso a un debate organizado por ese medio, alegando que su presencia en el mismo rompía con los protocolos de seguridad establecidos. Una altanería más que inaudita, inaceptable. El gerente de ese periódico, Ignacio Gaitán Villegas, que conoce muy a fondo a Enrique Gómez y a toda su familia, sabe muy bien de la decencia de quien es el heredero de una casta política en la que militaron tanto él como su padre.
En aras del enaltecimiento de la campaña presidencial en la que los colombianos demandan propuestas y no puestas en escena tontarronas, es fundamental que el doctor Gómez Martínez goce de espacios suficientes para exponer sus diagnósticos y propuestas para la construcción de un mejor país.
Publicado: marzo 23 de 2022
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