Se equivoca radicalmente el Centro Democrático al pretender aplicarles a sus militantes y seguidores la denominada ‘disciplina para perros’ cuando les dice que no pueden votar en la consulta popular de la coalición Equipo por Colombia.
Es natural que el partido no haga campaña por ninguno de los aspirantes, pues la colectividad del presiente Uribe tiene candidato único que buscará llegar a la primera vuelta. Pero, al mismo tiempo, es a todas luces contradictorio que una organización política que pregona el ejercicio pleno de la democracia no permita que sus afiliados y simpatizantes concurran a las urnas con el propósito de participar en unas votaciones que son fundamentales para el futuro de Colombia.
Yerran drásticamente los directivos del CD si creen que su veto tendrá algún efecto. Todo lo contrario. Con él, están incentivando a la indisciplina de las huestes. Los ciudadanos merecen respeto, no pueden ser tratados como si fueran semovientes que van hacia donde el vaquero les indique.
El mensaje debe ser único: la consulta del Equipo por Colombia tiene que lograr una votación abultada que supere o, en caso de no lograrlo, que se le acerque a la de la extrema izquierda. No hay que llamarse a engaños: del resultado de las consultas depende muchísimo el futuro de la coalición que habrá de integrarse para llegar con posibilidades reales a la primera vuelta. Un debilitamiento de las opciones de la llamada “derecha” propiciaría un escenario tremendo sin opciones para luchar un cupo en el ballotage previsto para junio de este año.
El sentir de millones de uribistas -sean o no miembros del Centro Democrático- es el de querer participar en la consulta del 13 de marzo. El partido no puede hacer un papelón mostrándose inflexible y ciego ante esa realidad. El problema se soluciona muy fácilmente: anunciando que el uribismo y la militancia del Centro Democrático queda en total libertad para ejercer, si así es su deseo, su derecho al voto en la consulta venidera.
A lo largo de la campaña se han llevado a cabo suficientes eventos con los que cada elector ha podido decidir cuál de las opciones es la mejor. Es lamentable, hay que señalarlo, la actitud del exalcalde de Barranquilla Alejandro Char quien ha sido una suerte de candidato clandestino que no da entrevistas, que no participa en los debates y que no expone de cara al país sus ideas y propuestas. Su estrategia es, además de cuestionable, rotundamente fallida.
Así pretenda impedirlo la errática directora del Centro Democrático, el uribismo tiene el deber de concurrir a las urnas para elegir Congreso y para participar en la consulta del Equipo por Colombia.
Publicado: marzo 3 de 2022
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