El caso del colegio Marymount de Bogotá tiene un insoportable parecido con el del equipo de gimnastas olímpicas de los Estados Unidos que durante muchos años fueron acosadas y abusadas sexualmente por su médico y preparador Larry Nassar quien, valiéndose de su posición de poder, se encargaba de ganarse la confianza de sus víctimas para luego abusar de ellas.
No se trató de un caso aislado. Cuando una de las víctimas rompió el silencio, de manera automática salieron a la luz los testimonios de decenas de niñas que narraron las brutalidades a las que fueron sometidas desde 1992 por ese depredador que fue ejemplarmente castigado por la justicia americana.
En el juicio, se logró la documentación de por lo menos 100 casos de abusos cometidos por Nassar quien no volverá a pisar la calle en lo que resta de su miserable existencia. Hasta ahora lleva dos sentencias condenatorias que sumadas superan los 300 años de cárcel.
Aterrizando en el caso del Marymount, se ha conocido una cascada de denuncias contra el profesor de educación física de ese colegio, Mauricio Zambrano por abusar sexualmente de sus alumnas. Los testimonios son estremecedores. Es natural que las primeras revelaciones fueran anónimas, pues son situaciones humanas muy difíciles de manejar. Pero rápidamente algunas de las víctimas de Zambrano comparecieron ante la opinión narrando de frente y sin ocultar su nombre, lo que les había sucedido.
Tan pronto se conocieron las primeras denuncias en redes sociales, las directivas del colegio creyeron equivocadamente que el asunto podía manejarse con la simple separación del abusador, en una tradicional operación de ‘tapen-tapen’. Pero el foco de atención, afortunadamente no se desvió y se mantiene sobre el profesor, pero también sobre las personas que al interior del colegio se encargaron de encubrirlo durante largos años.
Existen evidencias de que otros profesores del Marymount que conocieron de los abusos que estaba cometiendo Zambrano, hicieron los respectivos reportes ante la rectoría. Increíblemente no solo no se procedió contra el denunciado, sino que algunos de los que elevaron la queja fueron despedidos del colegio. ¿Por qué la recientemente despedida rectora de ese colegio María Ángela Torres engavetó las graves denuncias que recibió durante tantos años en contra del profesor-abusador Zambrano? Ella, por omisión, se convierte automáticamente en cómplice de los horrores cometidos por ese sujeto.
Ahora, la palabra la tiene la justicia colombiana. Zambrano y sus cómplices, cómo no, son un peligro para la sociedad. Esto no puede quedar en el plano de las denuncias en redes sociales. En el Marymount de Bogotá se presentó un caso sistemático de abuso sexual que fue tolerado por la persona que estuvo al frente de la rectoría. Corresponderá emprender la investigación y determinar exactamente los nombres de todas las personas involucradas en ese entramado criminal que dañó para siempre a decenas de niñas que sufrieron durante muchos años los peores vejámenes imaginables a manos del depredador Mauricio Zambrano.
Flaco favor les hacen a las víctimas aquellos padres de familia y estudiantes que tratan de “bajarle el volumen” a la situación. Una crisis sólo puede ser solucionada cuando se llega al fondo de la misma y se llevan a cabo las depuraciones a que haya lugar.
La responsabilidad que evidentemente le cabe a la exrectora Torres no se difumina con la tardía destitución ordenada por la denominada ‘Junta de Directores’ del colegio, cuerpo colegiado que emitió un comunicado en el que no solo no cuestionó el proceder de la funcionaria, sino que le agradecieron (¡!).
“La Junta de Directores en sesión extraordinaria del día de hoy [26 de febrero], luego de hablar con la Rectora y para favorecer la unidad de la comunidad, acordamos nos acompañe en su cargo hasta el día lunes 28 de febrero del año en curso. Expresamos a esta exalumna nuestro agradecimiento por su labor durante estos años…”, se lee en el comunicado. ¿Acaso le están agradeciendo el silencio que guardó frente a las denuncias que recibió en relación con los abusos sexuales que estaba cometiendo el profesor Zambrano? La actitud de la cacareada junta es una burla y un atropello a los derechos de las víctimas.
Lo cierto es que prontamente la justicia hablará y el violador y sus cómplices tendrán que responder por sus actos. Y todo apunta que su suerte será la misma del depredador Larry Nassar.
Publicado: febrero 28 de 2022
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