La bomba de tiempo que estamos creando en el campo colombiano no tiene antecedentes, pasan los años y el Estado sigue indiferente a prácticamente todos sus problemas y por ende a sus soluciones mínimas, al paso que vamos la escasez de alimentos será una realidad.
Aunque los últimos años con las concesiones viales se han venido mejorando las vías primarias, hoy vemos mejores vías, las vías secundarias y las terciarias dan pena, no se volvió a invertir en estas, se delegó en los privados las grandes y las pequeñas al olvido, en manos de la politiquería, el abuso politiquero con las placa huellas no tiene límite, esta solución se convirtió en el instrumento de robo por sobreprecio, de presión a la comunidad y de contentillo antes de elecciones, lo de siempre, una cura mal puesta en una operación de corazón abierto. Sin estas vías los sobrecostos de alimentos, insumos y de acercamiento a la modernidad sigue lejos.
La vivienda rural sigue siendo caótica, los programas de mejoramiento de esta quedaron en el olvido, como pretendemos que los campesinos se queden en el campo si los despreciamos y no les damos ninguna solución a sus problemas, debemos llegar con soluciones así sean mínimas, un baño y un piso diferente al barro.
Ni que pensar del salario mínimo, tan mentado en las grandes ciudades, que hace sacar pecho a nuestros dirigentes, pues en el campo no existe, siguen dependiendo del jornal y mientras en las ciudades el día de trabajo se paga en niveles de 60.000, en el campo a 25.000, siendo su trabajo generalmente más duro y con las inclemencias del clima diariamente.
Ni que pensar de los servicios públicos, cabe anotar que se ha hecho un gran esfuerzo desde hace tiempo en la electrificación rural, el tema de acueductos veredales sigue muy pobre, el agua que utilizan en su mayoría no es tratada, no es constante, y lo peor es que no existe una política pública que esté pensando en mejorarla. Una gran cantidad de municipios pequeños no tienen plantas de tratamiento de aguas residuales lo que hace que estemos acabando con fuentes de agua, esto al parecer al Ministerio del Medio Ambiente lo tiene sin cuidado.
Al Ministerio de Agricultura le pasó lo mismo que a muchos otros, perdió peso dentro del Estado, su presupuesto es cada vez menos relevante, la burocracia lo viene carcomiendo hace años y el campo es política y electoralmente menos importante entonces su futuro no parece mejorar.
El campesino siente al Estado como su enemigo, solo llega a molestar, las CAR les exigen implementaciones como a una multinacional contra nada a cambio, y que tal el abuso muchas veces a lo que son sometidos por el ICBF y sus comisionadas de familia cuando nunca se les ha enseñado ni explicado acerca de nada, del como y del cuando.
Como pretendemos que los hijos de los campesinos se queden en el campo, si no hay oportunidades, no hay educación de calidad, generalmente una escuela en malas condiciones, con un solo educador que es un héroe, al que Fecode nunca lo ha tenido en cuenta en sus pliegos, sin conectividad para conocer el mundo, no hay como, el campo seguirá envejeciendo y en un futuro no muy lejano no sabremos quién labrará nuestras tierras y quien cultivará nuestra comida.
Publicado: febrero 14 de 2022
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